La galaxia de Grant Morrison dentro del Universo DC (y 3): de la continuidad al reseteo (segunda parte)

Action Comics (2011-2013)

Me da la sensación de que a Morrison le costó acostumbrarse a este nuevo Universo DC al que le habían borrado su historia interna por segunda vez. En la nueva Action Comics escribió una breve etapa de 19 números siguiendo la orden de redefinir el origen de la nueva versión del Superman de The New 52. Podemos ver un paralelismo entre el encargo que recibió Alan Moore de escribir el último cómic del primer Superman y el que recibió Grant Morrison para el arranque de esta tercera versión. Por desgracia, la comparación deja en mal lugar a Morrison.

Grant Morrison tuvo que contar una vez más el origen de Superman en Action Comics #5 (2012).

La primera decepción llega cuando vemos que este nuevo Superman no se parece en nada al de All-Star Superman o al de JLA. En lo positivo, al menos esta etapa tiene el acierto de ser una lectura accesible para cualquier nuevo lector a pesar de que combine un batiburrillo de referencias a cómics, dibujos animados, la serie de Smallville (2001-2011) y las películas: ahora Brainiac es un software del planeta Krypton, Clark se muda a Metrópolis después de la muerte de sus padres, empieza trabajando como periodista en el Daily Star... De las películas de Zack Snyder seguramente la mayor influencia sea que al personaje se le trata como a un alienígena y que los lectores echemos de menos una personalidad más idealista e inspiradora. De todos modos, teniendo en cuenta la importancia de este personaje dentro de DC y que la editorial llevó a cabo un micromanaging excesivo durante estos años, si me dijesen que Morrison no tuvo mucha libertad creativa no me extrañaría en absoluto.

Solo me arriesgaría a señalar como una idea de Morrison una de las características de este Superman: el regreso de la ideología socialista del primer Superman de Siegel y Shuster (del mismo modo que ocurriría después con el feminismo de Charles Moulton Marston en Wonder Woman: Tierra Uno). Sin embargo, esta conducta aparece edulcorada en estas páginas como una simple lucha contra la corrupción, es decir, como una lucha apolítica que no pueda ofender al lector de cristal que no conoce la historia de Superman.

Los Metaleks reaparecen en Action Comics #14 (2013). ¿Será su última aparición en los cómics de DC?

Como digo, en general es una lectura accesible, amable, simplemente simpática (y con cameo de los Metaleks en Action Comics #11, que ya habían salido en Batman and Robin #11). Ahora bien, ganó en interés en un número que se alejaba de la trama del resto y en el que Morrison hacía conexiones con otros de sus cómics. Mi sensación es que dentro de la continuidad, es decir, con la posibilidad de construir grandes narrativas, es cuando Morrison parece más ambicioso y entregado. Sé que todavía no me he explicado bien: en Action Comics #9 (2012) se recupera al Superman presidente de Estados Unidos de una Tierra paralela que solo había hecho un pequeño cameo en Crisis final y que después volverá a aparecer en La Multiversidad (es más, este cómic de Superman es casi un prólogo imprescindible para esa colección)... pero si esta historia es interesante no es por estas conexiones, sino por el análisis que contiene sobre la creación de Superman como personaje de ficción.

En la Tierra alternativa de Action Comics #9, donde Superman no existe ni siquiera como concepto teórico, Clark, Lois Lane y Jimmy Olsen crearon a uno, un héroe ideal, un modelo de conducta puro, utilizando una máquina con la que podían solidificar ideas. Como necesitaban recursos financieros para su creación fuese estable, vendieron este arquetipo a la empresa Overcorp, que aplicó criterios de marketing a este salvador para convertirlo en un icono destructivo, molón y con una esvástica en el pecho. Si el Superman de Clark, Lois y Jimmy pretendía ser una inspiración para la gente, una herramienta para cambiar el mundo, Overcorp lo utiliza para que sus fans pudiesen refugiarse y no afrontar la realidad en la que viven. O dicho con otras palabras, esta es la vez en la que Morrison se ha mostrado más crítico con la función evasiva de la ficción.

«Superman les ayuda a olvidarse de la realidad de sus vidas obedientes» (Action Comics #9, 2012).

En resumen, un concepto puro (Superman) se corrompe cuando entra en contacto con el funcionamiento de una empresa capitalista. El contraste que hay entre los Superman y Batman de Morrison es muy interesante porque con Batman: Incorporated su postura era justo lo contraria: el mito de Batman crecía y se podía desarrollar completamente gracias a las dinámicas empresariales y a la globalización. Una explicación al choque entre estos dos enfoques podría ser que los dos representan dos posiciones diferentes en la lucha de clases, uno como miembro de la clase que gana dinero con su fuerza de trabajo y el otro, como parte de la clase que se enriquece mediante la inversión de capital.

Si el motivo de este contraste es otro, es decir, si es porque Morrison experimentó algún cambio ideológico entre la escritura de un cómic y el otro, es algo que me sonaría extraño y que de todos modos no puedo asegurar. Tengo la sensación de que durante sus últimos años en DC sí que ha incluido mensajes progresistas mucho más evidentes que en los años anteriores, pero también es posible que yo no haya prestado atención antes. Por ejemplo, en La Multiversidad: Los Maestros un Batman nazi descarta asumir las culpas del pasado con frases que en Estados Unidos recuerdan a las justificaciones de quienes tienen antepasados esclavistas («No me avergüenzo de nada. Aquello pasó décadas antes de que yo naciera. Mi familia tuvo buenas razones para hacer lo que hizo»), mientras que en Wonder Woman: Tierra Uno #3 el socialismo se presenta como una utopía para la humanidad. Posiblemente la crítica más divertida al cortoplacismo del sistema capitalista esté en una viñeta de The Green Lantern #3 que incluye este texto: «¿De verdad sacrificaríais las vidas de vuestros bisnietos? ¿Por un beneficio a corto plazo?».

 

Wonder Woman: Tierra uno (2016-2021)

También me queda una sensación extraña con Wonder Woman: Tierra Uno, dibujado por Yanick Paquette. Morrison recibió el encargo de dar forma a una versión alternativa de este personaje para una colección que se publicó directamente en tres tomos. Aunque su guion tiene la valentía de recuperar y explicar las ideas feministas de Moulton Marston basadas en el fetichismo, la dominación y la sumisión (ideas con las que esta editorial conservadora se ha sentido incómoda tradicionalmente), no hay mucho más contenido en su primera entrega. En el segundo tomo Morrison ni siquiera llega a proponer ideas diferentes respecto al primero.

Wonder Woman: Tierra Uno #1

El tercer tomo es un cómic radicalmente diferente que supera con mucho los planteamientos de los dos anteriores (y que, por cierto, contiene una referencia a la existencia de un multiverso). Aquí, un Grant Morrison que ha confirmado públicamente que se define como de género no binario plantea que la Tierra vivirá en una utopía queer mil años después de que Wonder Woman luche en la guerra de sexos definitiva: el patriarcado (violencia, capitalismo y roles sexuales opresivos) frente al matriarcado (amor, socialismo y libertad sexual). Esta utopía futurista se encontrará con el único rechazo de unos patéticos terroristas incel que añoran tiempos pasados en los que el hombre tenía más poder y autoridad que la mujer.

 

La Linterna Verde (2019-2021)

Una vez más, el trabajo de Grant Morrison es, a grandes rasgos, recuperar el sabor de los primeros años de este superhéroe devolviéndolo a su punto de partida, el de miembro de un cuerpo de policía espacial en la línea de los Hombres de la Lente de las novelas de E. E. «Doc» Smith (1890-1965). Por eso en los primeros números vemos a Green Lantern como un tipo duro involucrado en redadas, montajes policiales, interrogatorios, sanciones disciplinarias, bombas con temporizador que hay que desactivar en el último minuto y agentes encubiertos. Sin embargo, este arranque se olvida a los pocos números en cuanto la colección cambia a un estilo más alocado, una mezcla de las premisas imposibles de los cómics de DC en los 60 y la ciencia ficción de Métal Hurlant (1974-1987).

En The Green Lantern #3 (2019) tenemos a Hal Jordan organizando una redada contra ladrones que están subastando el planeta Tierra.

Como pasó con La Multiversidad, el título de la colección The Green Lantern en España también me parece mejorable. Aunque hay una ambiguedad intencionada, no creo que «el Green Lantern» al que se refiere Morrison sea el protagonista, Hal Jordan, sino más bien su fuente de poder. Es decir, para mi gusto una traducción más acertada habría sido La Linterna Verde.

Pero dejo ese detalle tonto y vuelvo al tema de estos artículos: lo que más contrasta en esta colección respecto al final de su Batman y sus colecciones de Wonder Woman y Superman es que regresan las innumerables referencias a los cómics del propio Morrison. Por ejemplo, de 52 recupera a dos Green Lanterns, Opto309V (cocreado por Morrison y que ya había aparecido en 52 y en Crisis final) y a Xax de Xaos, al que el guionista parecía haber dado muerte en 52 #31.

De donde parecen salir más referencias es de su JLA. En The Green Lantern #3 tenemos los cameos de Zazzala, la abeja reina, y de un marciano blanco, dos villanos que fueron reinventados por Morrison y Howard Porter. Cuando en la segunda entrega se menciona a los «opti-humanos del Quinto Mundo», se refiere a Tercera Guerra Mundial, la última trama de JLA, en la que toda la población de la Tierra conseguía superpoderes. Pero la conexión más llamativa es la aparición de un Hal Jordan robot de antimateria bautizado como el Armero, que recuerda a la pesadilla en la que estuvo atrapado otro Green Lantern en JLA #9 (1997). En ese cómic, Kyle Rayner no solo se veía a sí mismo también como un ciborg anti-Lantern qwardiano, sino que incluso utilizaba el mismo nombre.

En JLA #9 (1997) Morrison ya presentó algunas de sus ideas futuras: una villana nazi para Wonder Woman, Batman con un hijo... y el Armero 500.

Dos referencias más, aunque mucho más oscuras. La primera es la mención de los Tormentos de Arena y los Gigantes de Cristal en el The Green Lantern #4, que Morrison y Jerry Ordway presentaron en una historia de Adam Strange en DC Comics Presents: Mystery in Space #1 (2004). La segunda, en The Green Lantern Annual #1, es la aparición del personaje Krkkzz Zappl, un ser hecho con ondas de radio que pertenece a la misma raza que Krakkl, con el que Flash tuvo que correr una carrera a vida o muerte en los cómics The Flash #136-138 (1998).

Morrison repasa la estrucutra del Multiverso en The Green Lantern #10 (2019).

A partir del The Green Lantern #9 (2019) esta colección conecta brevemente con La Multiversidad y con Hypercrisis, aquel proyecto que Morrison nunca llegó a poder publicar en DC. En aquel evento su intención era presentar a los Guardianes del Multiverso, un grupo formado por Green Lanterns de Tierras alternativas. En el plantel que presentó aquí destacaron dos especialmente. En primer lugar, Magic Lantern, el Green Lantern hippy que Morrison había creado al final de su etapa en Animal Man, y en segundo lugar, el Abin Sur de Tierra-20 que había presentado en La Multivesidad. En estos números también se vuelve a explicar la estructura del multiverso y los personajes visitan Tierra-15, donde se resuelve la intriga sobre el misterioso Grial Cósmico, en manos de un don Quijote alienígena.

La etapa de Morrison y Liam Sharp se dividió en dos «temporadas» de doce números cada una. En el final de la primera, Morrison conectó de un plumazo dos de sus cómics anteriores. De boca del Controlador Mu descubrimos que la Caja Génesis (del JLA #14, con la que Orión destruye y reconstruye el universo) y la Máquina Milagro (de Crisis final) son en realidad el mismo objeto.

Orión utilizó una Caja Génesis en JLA #14 (1998).

Con la intención de darle un poco de respiro a Sharp para que pudiese cumplir las fechas de entrega de la segunda temporada, Morrison se sacó de la manga una breve miniserie de tres números, Green Lantern: Blackstars (2020), dibujada por el madrileño Xermanico, que continuaba el cliffhanger de The Green Lantern #12. Para salvar el universo, Hal Jordan tiene que aplicar su mayor habilidad (hacer que los deseos se hagan realidad) para cumplir el deseo del Controlador Mu, es decir, borrar de la existencia a todos los Green Lantern. La solución que encuentra el protagonista para resolver este dilema se sacó, precisamente, de las páginas de El Multiverso. Aparte de esto, junto a un simpático cameo de Chiquito de la Calzada, hay una mención al Mandrakk de Final Crisis: Superman Beyond durante la boda de dos de los personajes de Green Lantern: Blackstars #2.

Cuesta ver a esta Wonder Woman como una embajadora de la paz, como se explica en Green Lantern: Blackstars #2 (2020).

Aunque, si con algo se quedaron los lectores de este número, fue con la metacrítica a la situación de los cómics de DC del momento, en parte dirigida al propio Morrison, pero sobre todo a sus compañeros. Por un lado, Morrison se burlaba de Tom King por lo poco original que era repetir el argumento de «romper a Batman» y poner debajo de esa máscara a otro personaje, o de la versión ultraviolenta de Wonder Woman cuando se supone que es una embajadora de la paz. También hizo referencia a lo curioso que es que los villanos que se enfrentan con la Liga de la Justicia sean seres cósmicos de aspecto antropomórfico (algo que, por supuesto, también ocurría en su propia etapa). Aún más, Morrison incluyó parodias de sagas del momento como El Batman que ríe, The Infected y Dceased e incluso un dardo a la manera de escribir guiones del recién llegado a DC, Brian M. Bendis, que durante los diálogos de sus cómics hace que las viñetas se repitan y solo cambie el texto. O, en palabras de Superman: «La referencia visual está quieta, pero el sonido sigue en marcha». En otro momento, Hal Jordan se mofa con que «Estos días la historia cambia cada pocos años», en referencia a los interminables cambios de continuidad.

Green Lantern pone fin a la ultraguerra en The Green Lantern: Season Two #12 (2021).

Los siguientes doce números, la «segunda temporada», dan mucho para comentar pero me estaría alejando de las intenciones iniciales de estos artículos, así que me quedo con dos pequeñas curiosidades de los últimos números. Por un lado, al hilo de sus ideas sobre sexualidad en Wonder Woman: Tierra Uno, Grant Morrison se convirtió en el primer guionista de un cómic de superhéroes en usar con una connotación negativa la palabra «TERF» (las siglas en inglés de feminista radical trans-excluyente). Por otro lado, aprovechó unas pocas páginas para volver a criticar de forma meta la situación de la editorial, en plena reestructuración interna tras el despido de Dan Didio.

 

Superman and the Authority (2021)

Antes de ser despedido, el editor Dan Didio tenía planeado un enésimo (e innecesario) reseteo en DC: 5G. En esencia, este evento habría reescrito una vez más la continuidad de los cómics de DC para distribuir a los personajes en cinco generaciones históricas (la primera iría de 1938 a 1961, la segunda hasta 1985, etcétera), de modo que los lectores podríamos verles envejecer de manera creíble para que otros superhéroes más jóvenes sustituyesen a los viejos en la generación siguiente. Dejando a un lado que me parece un proyecto muy complicado, mi mayor duda es: ¿realmente habría simplificado algo?

La primera víctima de este evento habría sido la segunda temporada de The Green Lantern, que tendría que haberse visto recortada de doce números a ocho para no pisarse entre sí. Por suerte, la salida de Didio no solo canceló 5G sino que permitió que The Green Lantern terminase tal y como tenían planeado Morrison y Sharp.

Ahora bien, si Sharp había comentado que Grant Morrison no tenía planeado seguir escribiendo cómics en DC tras el despido de Didio, ¿por qué se publicó este Superman and the Authority? Porque en realidad se trataba de un guion muy anterior, de 2018, escrito precisamente para una historia futurista ambiendada en 5G (aunque es seguro que Morrison lo ha pulido un poco, porque los NFT de los que se cachondea en el cuarto número no existían en aquel momento).

La mesa del rey Arturo en Superman and The Authority #1 (2021).

La premisa de esta miniserie de cuatro números (dibujada principalmente por el pamplonés Mikel Janín) es la siguiente: un Superman envejecido, con canas, con un nuevo traje y debilitado (por ejemplo, ya no puede volar, solo levitar a ocho centímetros del suelo) quiere crear un nuevo grupo de superhéroes que no pierda el tiempo con «muertes, resurrecciones y crisis», sino que haga del mundo un lugar mejor. Para ello, junta a un grupo de personajes que recuerdan a los miembros del Authority de Warren Ellis, además de los Apolo y Midnighter originales: Black Manchester en el lugar de Jenny Sparks, Natasha Irons como Engineer, etcétera.

En el apartado de conexiones con otros cómics de Morrison, solo hay una pero muy inesperada: Superman tiene una de las mesas redondas del rey Arturo porque, como él mismo dice, ha luchado junto a «uno o dos de los varios Arturos». Es decir, que esta colección está en sintonía con lo que se contó en Siete Soldados.

(Un detalle extra para añadir un poco más de confusión: en 2016 el evento DC Rebirth aunó las versiones de Superman anterior y posterior a Flashpoint (es decir, la de la JLA y la de los Action Comics de Morrison) como si fuesen en realidad la misma. Aunque aquello imagino que debió de simplificar algo, Morrison lo complica aquí cuando Ultra-Humanite se señala a sí mismo como el primer villano de Superman con poderes. Es cierto que desde el punto de vista editorial este villano de 1939 fue el primero, pero las dos versiones de Superman fusionadas en DC Rebirth tuvieron unos primeros villanos con superpoderes diferentes en 1986 y en 2011).

El arranque de estos números se destroza en cuanto la editorial decide que la colección esté insertada en la continuidad actual de DC en vez de algún universo alternativo o algún posible futuro. En ese caso, ¿por qué Superman tiene canas aquí pero no en otras colecciones? ¿Por qué el nuevo traje? ¿Por qué Superman crea un nuevo grupo de superhéroes en lugar de hablar con la Liga de la Justicia?

Natasha Irons se enfrenta a una inteligencia artificial que ha aprendido a comportarse como internet: trolls, body shaming, negacionismo, conspiraciones, clickbait... en Superman and the Authority #2 (2021).

El desorden editorial de estos cuatro números no se lleva por delante solo la coherencia argumental, sino también un simbolismo que habría puesto una bonita coda a la despedida de Morrison en DC. Seguramente el guionista no tenía esta intención, pero el Superman de los dos primeros números recuerda al Morrison actual, un personaje con bastantes años a cuestas que ha decidido que es el momento de que otros personajes más jóvenes ocupen su lugar y él adopte un papel secundario. Sin embargo, tanto Morrison como Superman quieren recordarles que los tebeos de superhéroes son, antes que nada, historias con valores positivos.

Pero lo dicho, en cuanto se descubre que este Superman es el actual y que la creación de este nuevo Authority es un capricho poco argumentado, toda esta interpretación se viene abajo. Son solo cuatro números, pero DC consigue que este caos le quite todo el valor que podrían haber tenido. Sin pretenderlo, Superman and the Authority es la mejor demostración de que Grant Morrison está mejor fuera que dentro de esta editorial.

 


Comentarios