La galaxia de Grant Morrison dentro del Universo DC (2 de 3): de los márgenes a la centralidad (segunda parte)

52 (2006-2007)

El primer pasito con el que Morrison avanzó definitivamente hacia una posición central en DC llegó con 52, una colección semanal que cubría el vacío que la editorial había decidido abrir entre los eventos Crisis infinita (2005-2006) y Un año después (2006). Se trata de una curiosa rareza escrita en equipo junto otros tres de los guionistas más importantes del momento: Geoff Johns, Greg Rucka y Mark Waid. Su método de trabajo consistía en lanzarse ideas los unos a los otros, aunque después cada uno se encargaba únicamente de la subtrama de sus personajes.

En particular, Morrison fue desarrollando una aventura cósmica que unía los caminos de Adam Strange, Starfire, Lobo y de un viejo conocido, Animal Man. Este superhéroe se encuentra totalmente desubicado dentro de este contexto espacial, pero, aun así, la forma en la que estas aproximadamente 117 páginas recuperan el espíritu de la etapa de Morrison a mí me llevan a pensar que se podrían publicar por separado como si fuesen el epílogo de aquella primera etapa.

Las Tierra-10 y Tierra-5 que aparecen en 52 #52 (2007) serán las mismas en The Multiversity.

Además de recuperar antiguos personajes, en 52 Morrison fue preparando el camino para algunos de sus cómics posteriores. Por ejemplo, una de sus entregas es una lectura bastante recomendable antes de empezar su etapa de Batman mientras que en otra presentó a dos Green Lanterns que estarán relacionados con su etapa con este superhéroe cósmico. Es más, en el último número de la colección se presentaba la estructura del multiverso en la que se profundizaría más adelante, aunque con un único cambio. Mientras que aquí Tierra-50 está dedicada a los personajes de la editorial Wildstorm, en El multiverso estará basada en una Tierra alternativa que se presentó en una serie de dibujos animados.


Crisis final (2008)

El siguiente gran proyecto de Grant Morrison después de DC un millón y Siete Soldados ni llegó a desarrollar todo su potencial ni tampoco a convencer a los lectores. En teoría, este guionista iba a ser el encargado de dar forma al nuevo Universo DC con Crisis final, del mismo modo que Geoff Johns lo había hecho con Crisis infinita. Sin embargo, este cómic fue una de las mayores decepciones de su época.

Batman vuelve a recibir la Sanción Omega en Final Crisis #6 (2009).

En esencia, la trama enfrenta a los dioses que Jack Kirby creó en los 70, es decir, a los Nuevos Dioses del mal contra los Nuevos Dioses del bien (la división maníquea que recuerda a JLA: Tierra 2). Aquí los malos han vencido finalmente a los buenos. Apokolips ha ganado la eterna guerra contra Nuevo Génesis, una guerra en la que el bando de Darkseid ha sido enviado al pasado (como se vio en Siete Soldados), mientras que Alto Padre y el resto de habitantes de Nuevo Génesis han sido asesinados. Solo Orión ha sobrevivido a la batalla, pero muere en la Tierra atravesado por una bala «divina», la idea de una bala, el molde metafísico de todas las balas... disparada hacia atrás en el tiempo.

La victoria de Darkseid significa el triunfo de la Ecuación Anti-Vida, es decir, del fin de la libertad. La única herramienta que los héroes supervivientes tienen para intentar salvar a la humanidad de esta esclavitud es el arma que uno de los dioses de Nuevo Génesis, Metrón, les había dado durante la prehistoria: el conocimiento. Este se muestra en el cómic explícitamente como ciencia, pero se insinúa que también es la magia (el símbolo de Metrón es en el fondo un sigilo). En cualquier caso, como ciencia o como magia, este conocimiento es lo que, como el anillo de Green Lantern, lleva a cabo la materialización de un deseo.

Anthro dibuja el sigilo de Metrón en Final Crisis #1 (2008).

Como los Sheeda, Morrison se alimenta de personajes y conceptos del pasado de la editorial. Voy a destacar especialmente al emisario de la nueva religión de Darkseid, Libra, que había aparecido por primera vez en Justice League of America #111 (1974), y al policía Dick Turpin, que también fue creado por Kirby en los 70. Morrison juega precisamente a conectar antiguos personajes de la editorial, de los cuáles merecen destacar especialmente la organización Global Peace Agency de Omac (1974-1975), que aparece aquí como la evolución del Question de Steve Ditko, y las razas animales del futuro que Kirby había creado en Kamandi (1972-1978), que según este cómic serían la consecuencia de los experimentos de Mokkari y Simyan.

El Corredor Negro en Final Crisis #2 (2008).

De su propio trabajo, Morrison recuperaba a Bulleteer y a Frankenstein de Siete Soldados (junto con muchos otros pequeños cameos), a la ciudad flotante Superbia que creó en JLA, y sugería que el Flash Negro de Flash #138 (1998), cocreado junto con Mark Millar y Ron Wagner, era el mismo personaje que el Corredor Negro creado por Jack Kirby. La conexión más interesante es la frase «Si contradice a Darkseis es falso, si dice lo mismo es superfluo», que ya había utilizado en JLA #14 (1998). Está inspirada en un relato falso del obispo Gregorio Bar Hebraeus, según el cual el califa Omar ordenó quemar la biblioteca de Alejandría con este argumento: «Si los libros que están ahí dicen lo mismo que el Corán, no sirven para nada y, si lo contradicen, son peligrosos y hay que destruirlos».

Los motivos del fracaso de Crisis final fueron tanto internos como externos. Por parte de la editorial, la precuela del evento (Countdown to final crisis, 2007-2008) contradecía el argumento de Crisis final, las colecciones de la época se mantuvieron al margen del evento y algunas de sus consecuencias se deshicieron en muy poco tiempo, como la muerte de Hawkman y Hawkgirl o el miedo de Mary Marvel a decir su palabra mágica. En lo que le toca a Morrison, el guion es un caos que funciona bien en los pequeños momentos pero aturde en su estructura global. Tampoco sus compañeros de equipo estaban tan implicados como él: el personaje de Bulleteer aparece volando cuando no tiene este poder, Shilo Norman (también de Siete Soldados) aparece con la piel caucásica e incluso el editor le pidió que Aquaman hiciese una breve aparición en una época en el que el personaje llevaba un tiempo muerto.

Bulleteer aparece volando en Final Crisis #5 (2008).

Lo más valioso de esta coleción realmente está en su principal spin-off, las dos entregas de Final crisis: Superman beyond (2008-2009), con las que Morrison profundizaba en el concepto de las Tierras alternativas de DC. Según estos números, una consciencia superior, llamada Monitor, había quedado contaminada cuando entró en contacto con el multiverso durante Crisis en Tierras infinitas. Este daño le transformó en una raza de monitores, de entre los cuáles el Monitor original fue transformado en Mandrakk (es decir, «Man Drake», hombre Drácula), un vampiro que convirtió al resto de su raza en seres como él y que, como los Sheeda, se alimentaban de este multiverso.

Regresa el Limbo en Final Crisis: Superman Beyond #1 (2008).

Para derrotarle, un pequeño ejército de supermanes era enviado al Limbo que Morrison había creado en Animal Man, un lugar simbólicamente muy adecuado para que Superman trascendiese a dimensiones superiores. Tras su fusión con su homólogo simétrico, el Ultraman reinventado en JLA: Tierra 2, el hombre de acero ascendía desde su plano de existencia al mundo de los monitores, de las 4 a las 5 dimensiones, un viaje que se reforzaba visualmente con unas gafas 3D verde/rojo que se incluían de regalo con el cómic. Mientras tanto, junto con las escenas de acción, Morrison le iba lanzando al lector reflexiones metaliterarias a partir de las equivalencias entre el multiverso y los relatos de ficción, y entre la raza de los monitores y todo aquello que no es relato, es decir, los autores.

Superman asciende a la quinta dimensión en Final Crisis: Superman Beyond #2 (2009).


La multiversidad (2014-2015)

Se podría ver The multiversity como la respuesta que Morrison se hacía a sí mismo sobre Crisis final. Había quedado claro que el conocimiento es la defensa contra la Anti-Vida, pero ¿de qué conocimiento estaríamos hablamos? Como pasaba en Siete Soldados, La multiversidad (me vais a perdonar que desde ahora no acepte la traducción de ECC) es una colección formada por pequeñas colecciones, aunque en este caso de una entrega cada una. Una de ellas es Ultra Comics, un cómic infectado por unos villanos conocidos como la Nobleza (es decir, la «gentrificación», el aburguesamiento, o, dicho de otra forma, la pérdida de la naturaleza popular y obrera), que representan las ideas negativas que un cómic puede provocar en los lectores: angustia, cinismo, falta de confianza... Eso es lo que transforma a los cómics en lo que estos villanos llaman «la máquina del olvido», es decir, lo que vulgarmente conocemos como «una pérdida de tiempo».

Uno de los miembros de la Nobleza en The Multiversity #1 (2014).

Al hilo de las ideas que Morrison comenzó en Animal Man, en La multiversidad cada Tierra paralela se manifiesta en las demás en forma de cómics: «La ficción de un mundo es la realidad de otro». De este modo, Ultra Comics, que pertenece a la Tierra-33 (es decir, nuestra dimensión dentro de esta narración), va contaminando con pensamientos destructivos a otras Tierras alternativas a lo largo de esta metacolección. Ojo a este patrón: como en Siete Soldados, el que rompe la paz viene de fuera del universo de los cómics, viene de nuestra propia dimensión. Por cierto, que Morrison decida que el primero de estos mundos contaminados por la decadencia burguesa sea el equivalente del Universo Marvel es un dardo que, creo, pasó bastante desapercibido en su momento.

Batman se da cuenta de que los cómics son la clave en The Multiversity: The Just (2014).

Precisamente en esta última Tierra, Nix Uotan, el Monitor que sobrevivió a Crisis final, era poseído por la Nobleza para que les ayudase a propagarse por el resto de Tierras alternativas. Sin embargo, Nix al mismo tiempo fue reuniendo en secreto a los superhéroes más poderosos del multiverso para que le detuviesen a él y a los villanos. La Nobleza será finalmente derrotada, pero todo quedará reducido a una victoria pírrica cuando se descubra que estos villanos eran solo los secuaces de un gran villano en la sombra, la Mano Vacía, que seguramente represente al lector de Tierra-33, sediento de más y más cómics.

Una de las intenciones de este evento editorial era dar una estructura e intención al multiverso en DC que Crisis infinita había recuperado unos años antes (de hecho, en 52, Crisis final y Final crisis: Superman beyond ya aparecieron muchos de los personajes de La multiversidad). Morrison se encargó de llenar las 52 Tierras paralelas con todos los universos que la editorial tiene en su catálogo, más los que él mismo se inventó para la ocasión y los que recuperó de su propia trayectoria: creó una Tierra para los superhéroes hippies que había introducido en Animal Man, colocó la futurista Wonderwold de su etapa en la JLA como uno de los mundos que rodean las Tierras paralelas...

Una de las Tierras más recientes de su propia creación la presentó en Action Comics #9 (2012), lo que da una idea de que Morrison llevaba bastantes años planificando La multiversidad. En ese número, por cierto, recuperó los cubos de transmateria, el mecanismo para viajar entre mundos paralelos que ya había aparecido en Justice League of America #107 (1973) y que se convirtió en el elemento central de La multiversidad.

Morrison recupera los cubos de transmateria en Action Comics #9 (2012).

A pesar de la ambición de este proyecto, este cómic encandiló a los lectores más que nada en un único número, Pax americana, que en realidad pintaba muy poco aquí y parecía más bien el enésimo capítulo de sus obsesiones edípicas con Alan Moore. Morrison utilizó aquí los personajes de la editorial Charlton en los que Moore y Dave Gibbons se habían basado para construir Watchmen, y con ellos elaboró una historia con diseños de página sofisticados y simbolismos sutiles deudores de aquel cómic.

Diseño de página en The Multiversity: Pax Americana (2015).

Sin embargo, la trama cojea desde el momento en el que vemos que esta Tierra-4 es una dimensión hundida en la desesperanza mucho antes de que ninguno de sus personajes se infecte con Ultra Comics, por lo que la única explicación posible es que Morrison solo quería demostrar que él también podría haber escrito Watchmen. O lo que es lo mismo, un cómic que superficialmente parece una genialidad en su corazón solo contiene el rencor y la envidia con los que se ha construido un cómic derivativo y que necesita ser comparado con el referente para poder ser valorado.

Es como para preguntarse si todas las fuerzas que Morrison ha dedicado durante su carrera a quitarle importancia al trabajo de Alan Moore no podrían haber servido para algo más productivo. Pensemos en aquel número de Animal Man en el que ironizaba con el estilo de Watchmen, en cómo la Cosa del Pantano asesina al personaje que representa a Moore en Swamp Thing #141 (1994), en los enfrentamientos entre los piratas subterráneos Sin-Barba y Todo-Barba de Siete Soldados (que representan a Morrison y a Moore), o el de Nix Uotan y Mandrakk en Crisis final (el idealismo inspirador de Grant Morrison frente a la deconstrucción desesperanzadora de Alan Moore). Dicho de otra forma: ¿no sería esta obsesión contra Alan Moore una de las ideas negativas y perversas que representa la Nobleza?

 

Comentarios