La Tumba de Drácula: Mutantes, magia, los años 90, censura y castillos en la Luna (12 de 14)


Con la cancelación del magazine casi podríamos dar por terminadas las historias de Drácula y sus secundarios. Bill Mantlo recuperó a Harold H. Harold en el magazine de Howard el Pato (Howard the Duck Magazine #5, 1980) para convertirlo en vampiro, algo que Wolfman consideró una broma a su costa. J. M. DeMatteis utilizó a Drácula muy brevemente como villano en el The Defenders #95 (1981) en una historia con poco sentido que fue corregida por Roger Stern. De una manera más inteligente, Chris Claremont se sirvió del personaje en los números The Uncanny X-Men #159 (1982) y The Uncanny X-Men Annual #6 (1982) en los que, sin embargo, este vampiro asesinó de una manera demasiado sencilla a Rachel Van Helsing, lo que a muchos lectores les (nos) pareció un error imperdonable. Por otro lado, recuperó la formula Montesi presentada en la colección Dracula Lives! que tendría su importancia en historias futuras.

El conde con su nueva barba a punto de darse un festín con Tormenta.

Un homenaje a The Tomb of Dracula en Captain America #254 (1981), de Roger Stern y John Byrne.

Al contrario que otros guionistas, Roger Stern supo utilizar al reparto de The Tomb of Dracula (es decir, a Drácula, Blade, Hannibal King y Frank Drake) en una trama épica para la colección del Doctor Extraño (Doctor Strange #58-62, 1985) que culminó con la muerte oficial de todos los vampiros del universo Marvel. Esta saga tuvo un cruce con los The Mighty Thor #332-333 (1983), pero no son números precisamente reivindicables excepto por la curiosidad de ver a Vince Colleta destrozando de nuevo la imagen de Drácula. El conocimiento enciclopédico de Stern del universo Marvel sirvió para hilar diversas tramas sueltas, a corregir errores de continuidad y al mismo tiempo presentar una de las historias más emocionantes de la historia de Marvel.

Una portada tremenda para un enfrentamiento definitivo.

En 1991, con Jim Shooter bien lejos de la dirección de Marvel Comics, Marv Wolfman y Gene Colan decidieron continuar la trama de la Tumba de Drácula en una mini serie de cuatro prestigios bajo el sello independiente Epic. Tomando como punto de partida una mala decisión como es olvidar las historias del magazine en blanco y negro, Drácula volvió a caminar entre los vivos después de aquella pelea con Quincy Harker, ayudado esta vez por Gregor Smirnoff, un profesor de universidad que quiere conseguir la inmortalidad. Frank Drake (casado con Marlene McKenna) y un Blade de estética rockera se unen para intentar devolverle a la tumba, tras lo cual este último acabará internado en un psiquiátrico al perder completamente la cabeza.


Los nuevos Blade y Drácula de estética noventera.

Por desgracia este cómic es muy raro. Fue una lástima que Tom Palmer fuese sustituido por Al Williamson como entintador, pero se puede llegar a disculpar ya que tanto en el argumento como en el dibujo esta mini serie se alejaba demasiado de la colección original. El sexo, la violencia, la estética (Drácula con coleta y mallas ajustadas, sus transformaciones…), el comportamiento de los personajes (especialmente Blade), etcétera, se habían extremado tanto que parecía una caricatura de La Tumba de Drácula original. En cierto modo, es comprensible que Wolfman haya comentado en alguna ocasión que no quedó satisfecho con el resultado.

Al mismo tiempo, los dos autores principales de The Tomb of Dracula junto a, esta vez sí, Tom Palmer se encargaron de una historia de cuatro páginas para la revista Goofy Adventures #17 (1991), titulada Tomb of Goofula, que era un homenaje a su propio trabajo en los 70.


Con el éxito de Drácula de Bram Stoker (1992), dirigida por Francis Ford Coppola (recordemos que otra película de este director influyó en esta colección), Marvel aprovechó para reeditar algunos de los números de The Tomb of Dracula. A rebufo de Blade (1998), se editó la miniserie Dracula: Lord of the Undead (1998), escrita por Gleen Greenberg y con el dibujo de Pat Oliffe y Tom Palmer, en la que se recuperaba al personaje principal. Por su parte Wolfman y Colan reinterpretaron a Drácula en una interesante mini serie de tres números (o serie regular cancelada, ejem) para Dark Horse Comics, The curse of Dracula (1998), en la que los lápices de Colan fueron coloreados directamente sin entintar.

Pat Oliffe mimetizando a Gene Colan.

El nuevo y juvenil Drácula de Wolfman y Colan.

La colección original ha sido reeditada en Estados Unidos en los formatos Essential (2003-2005), cuatro tomos gruesos en blanco y negro con tapa blanda, y Omnibus (2008-2010), tres tomos con color restaurado y tapa dura. Lo más interesante de estas ediciones, y es por lo que lo comento, es que las páginas de los magazines han sido retocadas para suavizar el sexo pero curiosamente no el exceso de violencia. Aunque de este modo estas historias se han podido distribuir sin un sello de «Recomendado a lectores adultos» (¿?), la hipocresía de la editorial no ha podido ser más criticado por el fandom.

Edición original y retocada: tetas no, gore sí.

En 2006 Diamond Select Toys puso a la venta una colección limitada de 1000 copias de esta figura esculpida por Jean St. Jean. Mide unos 25 cm y costaba originalmente 250 dólares.

Drácula es el villano de los cómics Captain Britain and MI13 #10-15 (2009). En ellos se descubre que se ha construido un castillo en la Luna desde el que planea conquistar la Tierra.

Se podrían citar muchas más apariciones o curiosidades, pero termino con un final feliz: la adaptación de la novela de Bram Stoker a cargo de Roy Thomas y Dick Giordano, que quedó inconclusa con las cancelaciones de los magazines de 1975, fue finalmente editada en cuatro grapas y recopilada en tomo en 2010.

Una de las portadas del tomo recopilatorio.

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