La Tumba de Drácula: Colleta se chiva a Stan Lee de la bronca que le ha echado Wolfman (6 de 14)


Roy Thomas y Marv Wolfman ya se habían conocido cuando solo formaban parte del fandom. Por eso el editor en funciones le acogió fácilmente en Marvel Comics, donde acabó convirtiéndole pronto en el editor de la reciente línea de magazines en blanco y negro, mientras que Len Wein se encargó de los comic books en color.

Como guionista, Wolfman escribió primero unos pocos números para Tower of Shadows (1969-1975) y Capitán Marvel (1968-1979), pero estos fueron encargos anecdóticos. Pidió encargarse del Doctor Extraño en su nueva serie regular, pero en su lugar le ofrecieron The Tomb of Dracula. No le entusiasmó del todo porque no era un fan de las historias de terror y nunca había visto ni siquiera una película de Drácula… pero al menos contaba con la ventaja de que nadie compararía su trabajo con alguna etapa anterior de Stan Lee y tendría libertad para hacer y deshacer en una colección que estaba al margen de los superhéroes.

Una de las escenas icónicas de The Tomb of Dracula: Drácula atrapado en una iglesia como una mosca en una habitación… arruinada por el entintado de Vince Colletta.

Es decir, que ésta fue el primer trabajo regular de Wolfman como guionista. Aquí es donde este escritor irá aprendiendo mediante la prueba y el error todo lo que aplicará en sus siguientes guiones, tanto en Crisis en Tierras infinitas (1985-1986), los Nuevos Titanes (1980-1984), etcétera.

Lo primero que hizo este guionista fue una relectura del libro de Bram Stoker. Esto le hizo darse cuenta de que el protagonismo no recaía en el vampiro, sino en sus cazadores. El libro estaba formado por cartas, diarios y grabaciones de los perseguidores del vampiro, sin que en ningún momento podamos entrar en la mente de Drácula. Por eso Wolfman decidió reforzar el grupo de cazavampiros añadiendo al grupo a Quincy Harker (el hijo de Jonathan y Mina Harker que nace en la última página de la novela) y a su hija Edith. El papel que cumple Harker, que por culpa de sus encuentros anteriores con Drácula necesita gafas de Sol y una silla de ruedas, es una mezcla entre líder e inventor del grupo.

Quincy Harker enseña cómo funcionan sus aparatos capturando a un señuelo.

Después de un primer número con el equipo regular reunido (Wolfman, Gene Colan y Tom Palmer) el entintador fue sustituido durante cuatro números por otras personas. Precisamente Vince Colletta regresó en un número que podría haber sido el último de Wolfman: cuando el guionista vio las páginas entintadas se dio cuenta de que en el acabado final Colletta se había dedicado a simplificar y borrar todas las figuras de fondo posibles. Después de enfrentarse con él por este asunto, Colleta fue a quejarse a Stan Lee por cómo le trataba el «nuevo». Afortunadamente Wolfman conservaba fotocopias de esas páginas a lápiz, por lo que Stan Lee tuvo que dar la razón al guionista. Colletta nunca volvió a entintar esta colección.

En el The Tomb of Dracula #10 (1973) Marv Wolfman volvió a las andadas al crear a otro héroe negro, pero esta vez con el apoyo de la editorial. Blade el cazavampiros había sido ideado por Wolfman unos años antes como protagonista de unas historias para Warren Publishing, pero había dejado aquella editorial antes de tener tiempo para poder escribirlas. Colan lo diseñó basándose en varios actores y deportistas afroamericanos (como, por ejemplo, el jugador de fútbol americano Jim Brown) y en algunas ideas del guionista, como la bandolera con estacas de madera y la chaqueta de cuero. Blade fue, además de uno de los primeros superhéroes negros de Marvel, uno de los primeros «superhéroes» en llevar ropa de calle como uniforme habitual.

La primera aparición de Blade.

Como pasa con cualquier tipo de adaptación al cine, las películas han popularizado una imagen muy diferente de Blade. Se trata de un personaje de modales bruscos que se dedica a tocar la trompeta en un club nocturno de jazz. En su «identidad secreta», sin embargo, persigue a cualquier vampiro que se le ponga por delante hasta que por fin logre encontrar a Deacon Frost, que mordió a su madre en el mismo momento en el que ella le daba a luz. Por ese motivo Blade consiguió desarrollar inmunidad a la mordedura del vampiro pero ninguna de sus debilidades, excepto cierta sensibilidad a la luz del sol. Es interesante que a lo largo de la serie Blade recuerde a su madre pero nunca a su padre, lo que podría querer decir entre líneas que era una prostituta. Desgraciadamente, ese dato fue confirmado muchos años después, lo que le quitó el misterio a este detalle.

Ya en el primer número de Wolfman se empezaron a ver «errores», contradicciones con los anteriores seis números, como que Drácula conocía a Quincy Harker y a su perro, Santo, al doctor Mortte y a Blade, cuando hasta el momento se había mantenido que el Conde debió de morir «hace casi 100 años». En otro momento veremos a Drácula utilizando el Proyetor, un complejo aparato electrónico que resucita a los muertos, cuando en el The Tomb of Dracula #4 (1972) se sorprendía con el funcionamiento de unas simples linternas. Wolfman decidió dejar a un lado los argumentos de los números anteriores y empezar desde cero lo que él entendía que debía ser esta colección, centrándose en el desarrollo de personajes y en una narración más adulta. Por otro lado, Wolfman no suprimió a Frank Drake (en principio, el protagonista de las anteriores entregas), pero redujo su importancia para potenciar a los dos verdaderos antagonistas, Quincy y Drácula.

Drácula hace creer a la alta sociedad que el vampirismo es sólo una leyenda.

Estamos todavía dentro del margen de números aceptables (o menos) de esta colección. Wolfman comete sus propios errores sobre los vampiros, tiene algunas incoherencias y no tiene claro aún hacia dónde quiere llevar la colección. Hasta dentro de unos pocos números no caerá en la cuenta de cuál será el tema de la colección y será entonces cuando todo empezará a moverse vertiginosamente.

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