La Tumba de Drácula: Gene Colan tiene que imitar a Marlon Brando para dibujar a Drácula (3 de 14)


Nada más enterarse del proyecto de las nuevas series de terror, Gene Colan corrió a pedirle a Stan Lee que contase con él para dibujar a Drácula. No sólo se encontraba cansado de trabajar únicamente con superhéroes, sino que era un fan devoto del género de monstruos, especialmente de la película clásica de Frankenstein (1931) protagonizada por Boris Karloff. Colan deseaba ese trabajo con todas sus ganas, por lo que Stan Lee le respondió que si lo quería entonces era suyo.

Sin embargo, poco tiempo después Stan asigno la colección al dibujante Bill Everett. Cuando Colan le recordó la conversación que habían tenido, el editor se disculpó diciendo que no sabía nada de aquello.

Autocaricatura de Gene Colan para Tower of Shadows #6 (1970).

Gene Colan se quedó completamente abatido. Su mujer Adrienne, para animarlo, le contó la leyenda sobre cómo Marlon Brando consiguió el papel de Vito Corleone en El Padrino (1972). Parece que Francis Ford Coppola en un principio le había descartado para el papel, por lo que el actor se presentó ante él caracterizado con algodones dentro de las mejillas para modificar su voz y su rostro. Al ver su interpretación, Coppola y Mario Puzo cambiaron de opinión.

Colan entendió la idea, así que empezó a dibujar una página con aguadas mostrando su visión del personaje, basada en el físico del actor Jack Palance en vez de repetir el de alguno de los que ya lo habían interpretado en el cine. Precisamente unos años después Palance interpretó a Drácula en una película para la televisión, Bram Stoker’s Dracula (1973), así que podríamos decir que Colan hubiese sido un director de casting bastante bueno. En cuanto Stan Lee vio esta página, rectificó y le colocó como dibujante regular al momento.

Las aguadas de Colan que le dieron el trabajo.

Gene Colan se encontraba tan entusiasmado que incluso entintó y coloreó la gama de grises de su primer número cuando todavía estaba planeado como revista en blanco y negro. Stan Lee al principio se opuso, porque de ese modo Colan sería menos productivo, pero luego accedió a la ocurrencia. Por desgracia, al ser publicado finalmente a color, todos estos grises se perdieron y el resultado al final quedó muy deslucido.

No sólo el primer número tiene un apartado gráfico pobre, sino que el argumento de Lee, Roy Thomas y Gerry Conway tenía el mismo nivel: un joven rico que ha desperdiciado su fortuna, Frank Drake, es animado por su amigo Clifton Graves a viajar al castillo de sus antepasados en Transilvania para intentar hacer fortuna con él. El antepasado de Frank es, efectivamente, ni más ni menos que Drácula. Van al castillo junto a Jean, la ex de Clifton y actual novia de Frank, y al llegar Clifton decide que es una buena idea quitarle la estaca del corazón del esqueleto de Drácula, con lo que da comienzo a su nuevo reino de terror.

Portada de Neal Adams (lápiz y entintado) para el The Tomb of Dracula #1 (1972).

El primer número de la colección en líneas generales no convenció. Las motivaciones de los personajes estaban en el aire y se cometían bastantes errores a la hora de tratar las leyendas sobre el vampirismo (son necesarias tres noches para que una víctima de vampiro se convierta en vampiro, la plata no les repele…) e incluso a la hora de adaptar la novela de Bram Stoker. El argumento es arquetípico y previsible, tanto que incluso termina con el pueblecito supersticioso reunido en una turba para asaltar el castillo. Por eso la recepción fue muy tibia: los lectores respondieron de manera bastante crítica y las ventas fueron sólo las suficientes para continuar unas entregas más.

La verdad es que resulta lógico que los primeros números de esta colección, y especialmente este primer número, sean tan ramplones. Cualquier cómic de terror hasta esa fecha, tanto de Marvel, DC o Warren, seguía el esquema marcado por las colecciones de EC Comics 20 años antes, es decir, números formados por varias historias cortas independientes. Al contrario, The Tomb of Dracula iba a ser una serialización de las andanzas del Príncipe de los Vampiros a lo largo de varios cómics de 20 páginas. Ninguno de los guionistas sabía qué se podía contar en una colección de estas características, no existía ningún modelo anterior al que imitar. Se trataba de crear un tipo de comic book desde cero.

Y para hacerlo sería necesario otro guionista que todavía tardaría en llegar.

Primera escena de acción de Drácula.

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