La Tumba de Drácula: Drácula toma el Sol a la luz de la Luna (4 de 14)


La primera docena de números fueron un caos en todos los sentidos. Al primer número le siguió una sosa segunda entrega escrita por Gerry Conway en solitario. En ella no se cuenta apenas nada interesante, el guión está lleno de más tópicos y el dibujo es aún peor que el primer número por culpa del entintado de Vince Colleta, que se dedicaba a borrar los lápices de Colan para tardar menos tiempo. «No me gusta su interpretación de mi trabajo», decía Gene Colan educadamente. «He trabajado muy duro en mi dibujo, ¿por qué debería alguien… destrozarlo?».

Portada de The Tomb of Dracula (1972) #5, de Gil Kane y Tom Palmer, los encargados de gran parte de las portadas de la colección. Atentos a la pajarita.

La colección cambió afortunadamente de guionista en el tercer número ya que, según el propio Gerry Conway, él apenas tenía tiempo para escribir las seis colecciones mensuales Marvel Comics de las que se encargaba. Por otro lado, no debió de echar de menos The Tomb of Dracula ya que pronto se encargaría de una colección mucho más popular, The Amazing Spider-Man.

En esta página de The Tomb of Dracula #2 (1972), Stan Lee le pidió a John Romita que redibujase la última viñeta para que fuese más fácil de leer.

En la tercera entrega se corrigieron algunos de los fallos que arrastraba la colección. Por un lado, de los argumentos se encargó Archie Goodwin (antiguo editor de Vampirella, 1969-1983), que conocía mejor las leyendas sobre vampiros, mientras que el entintador Tom Palmer se dedicó a terminar y colorear el dibujo a lápiz de Colan. Esto tuvo como consecuencia que Drácula dejase de llevar perilla: Palmer se la quitó sin consultar a Colan, y a éste le convenció el cambio. Por otro lado, Stan Lee, siempre tan preocupado por la reacción de los lectores en sus cartas, decidió que a partir del cuarto número el color de la piel de Drácula sería el de un humano normal en vez de la lógica palidez de las primeras entregas.

En sus primeras páginas, Goodwin le dio por fin una dirección a la serie y también nuevos secundarios. Rachel Van Helsing, bisnieta del cazavampiros del libro de Bram Stoker, y Taj, un gigantón hindú mudo, animan a Frank Drake a que se una a ellos en su caza de chupasangres. En otra parte, Drácula se enfrenta a Ilsa Strangway, una antigua modelo muy atractiva pero actualmente envejecida que desea ser un vampiro para recuperar su juventud. A cambio, le dará a Drácula un espejo mágico con el que se puede viajar a través del tiempo o las dimensiones. Goodwin insistía especialmente en lo desubicado que se encuentra Drácula después de haber permanecido muerto durante 75 años, algo que veremos que se discutirá dentro de media docena de números.

En The Tomb of Dracula #3 (1972) Frank Drake conoce a Rachel Van Helsing y a Taj tras un intento de suicidio.

El guión de The Tomb of Dracula #5 y #6 sin embargo son responsabilidad de Gardner F. Fox, el guionistas más creativo de DC Comics en los años 40 y 50: fue el creador del primer Sandman, el Flash de la Edad de Oro, los batarangs de Batman, Hawkman, Atom, Adam Strange, el concepto de Tierra-1 y Tierra-2, la Socidad de la Justicia, Starman, Doctor Destino… Había sido despedido unos años por la editorial junto a muchos de sus compañeros sólo por su edad. Este baile de guionistas produjo algunos errores e inconsistencias que los lectores notaron, lo que llevó a Stan Lee a justificarlos con la excusa de que no quieren seguir el mito vampírico al pie de la letra: «Bram Stoker sabía mucho sobre los vampiros, ¡pero no lo sabía todo!».

Al editor en jefe, Roy Thomas, no le terminaba de encajar la forma de escribir de Gardner Fox para esta colección. El guionista pasó entonces a escribir las aventuras del Doctor Extraño, mientras que en su lugar colocó a otro de los guionistas escapados de DC, un jovencito barbudo de sólo 26 años que realmente no quería encargarse de este personaje: se trataba de Marv Wolfman.


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