La Tumba de Drácula: Wolfman se va de DC por crear un superhéroe negro (5 de 14)


En The House of Secrets #83 (1969), una colección de comic books de terror, Abel explicaba a los lectores que una historia estaba narrada por nada menos que «un hombre lobo». Inmediatamente la censura pidió a DC Comics que eliminase esas palabras, ya que tenían prohibido mencionar a cualquier monstruo de terror. Tuvo que ser Gerry Conway el que les explicase que no se trataba de un hombre lobo real, sino de un «Wolfman», Marv Wolfman, por lo que el Comics Code tuvo que aceptar la sugerencia de Conway: el cómic se editaría si Wolfman era acreditado como el guionista, algo extraordinario ya que en los cómics de terror de DC a los escritores no se les tenía permitido firmar. De este modo, el resto de autores exigieron el mismo trato, y pronto todas estas historietas aparecieron correctamente acreditadas.

«Me lo contó hace mucho, mucho tiempo un hombre lobo errante».

El protagonista de esta anécdota, Marv Wolfman, había comenzado en el mundo de los cómics editando fanzines durante en la década de los 60 (de hecho fue uno de los primeros en publicar a Stephen King), hasta que en 1968 entró en DC para escribir algunos números sueltos y relatos cortos de terror: Teen Titans, House of Mistery, Detective Comics… Nada realmente interesante hasta que Wolfman y Len Wein decidieron hacer historia con el Teen Titans #20 (1969), en el que iba a tener lugar la primera aparición de un superhéroe negro en el universo DC, Jericho (es decir, tres años después del Pantera Negra de Marvel Comics). Los dos jovencitos le presentaron la idea al editor Dick Giordano, que a su vez se lo comentó al presidente de DC, Irwin Donnefield. Todos quedaron encantados. De hecho, Donnefield insistió en alargar la trama a dos números.

La historia trataba sobre un villano que manipulaba a una banda de adolescentes afroamericanos aprovechándose de su resentimiento para que atacasen a blancos. Es entonces cuando Jericho aparecía ante ellos para detenerlos y les recordaba las palabras de Martin Luther King en contra de la violencia. Al final se descubría que bajo la máscara de este héroe se encontraba el hermano de uno de los chavales de la banda.

Una de las páginas en las que se puede ver a Jericho. Aquí están el resto.

El encargado de dibujar las páginas fue Nick Cardy, que, según cuentan Wolfman y Wein, hizo un trabajo espectacular. Desgraciadamente no contaban con que mientras las páginas eran entintadas, rotuladas y coloreadas, Irwin Donnefield estaba dejando su puesto para ser sustituido por Carmine Infantino. Cuando Infantino leyó la historia terminada se asustó al pensar que no sería fácil venderla en el sur de Estados Unidos, por lo que decidió, justo una semana antes de llevar el número a la imprenta, que no iba a ser publicada. Sin embargo, la portada ya estaba impresa y en ella se veía bien grande el nombre de Jericho, por lo que el contenido tendría que ajustarse a ella.

Neal Adams, obediente a las órdenes de Infantino, se ofreció voluntariamente a reescribir y redibujar la historia para eliminar todo el contenido racial de un cómic que, en su opinión, «ofendía a los blancos del mismo modo que la gente de color había sido ofendida durante siglos». Mientras que el argumento se transformó en una lucha contra invasores extraterrestres, a los negros de la portada se les tapó con un azul oscuro para ocultar su piel.


Wolfman y Wein rechazaron el resultado final, y los editores de DC empezaron a no darles tanto trabajo como antes. Tenían miedo de su «rebeldía», ya no confiaban en ellos. Fue inevitable por tanto que Wein y Wolfman buscasen trabajo en las revistas de terror de Warren… y más tarde en Marvel, donde ambos pudieron demostrar por fin su talento.

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