La Tumba de Drácula: Dos escritores de novelas de vampiros le salvan la vida a Drácula (8 de 14)


The Tomb of Dracula #36 (1975) es un número especial en muchos aspectos. Por un lado, Marv Wolfman acababa de ascender a editor en jefe de Marvel Comics y no perdió un segundo en hacer cambios: reforzó la presencia de Gene Colan en las portadas (la logoforma y y las portadas pasaron a estar dibujadas por él), modificó el rótulo de la colección, de la silueta de un vampiro a la de una capa, y promocionó la serie incluyendo en todas las portadas el sello «Revista de miedo n.º 1 del mundo del cómic».

Gene Colan se encargó de todas las portadas en adelante, excepto de esta maravilla dibujada por Bernie Wrightson.

A nivel argumental, en ese número el cambio más destacado fue la mudanza del Señor de los Vampiros desde Europa a los Estados Unidos: de Londres (Inglaterra) a Boston (Nueva Inglaterra). Para ambientar correctamente las historias, Gene Colan decidió hacer una visita con su mujer a la ciudad para hacer fotos de las casas y los cementerios.

Con esta mudanza se presentaron nuevos secundarios, Harold H. Harold y Aurora Rabinowitz, dos escritores de novelas de terror que fueron creados como un alivio cómico. Algunos lectores (entre los que me encuentro) les cogieron cariño, mientras que otros opinaban que su presencia marcó el inicio de la decadencia de la colección. De hecho, incluso el propio Gene Colan no se encontraba a gusto con el exagerado protagonismo que llegaron a acumular.

La preciosa Aurora…

… y el tontaina de Harold.

Sin embargo, si en algo destaca para mí este The Tomb of Dracula #36 es por definir las motivaciones de Drácula en esta colección. En una reunión a puerta cerrada entre los cazavampiros y el inspector Chelm (un personaje semi regular), se llega a descubrir el motivo por el que el Señor de los Vampiros viaja a los Estados Unidos: allí se encuentra el origen de la pérdida progresiva de sus poderes. Este ser luchará por recuperarlos porque, aunque haya regresado tantas veces de la tumba, la ironía es que tiene miedo a morir de manera definitiva. Por enlazarlo con el título de la colección, podríamos decir que Drácula tiene miedo de volver a la tumba.

La razón de esta disminución de los poderes es nuevamente el Doctor Sol, que se convierte en el centro de una trama bastante alargada en la que se desarrolla una batalla campal entre los cazavampiros y unos militares hipnotizados. El tono de la colección se vuelve más superheroico para intentar esquivar una bajada de ventas que afectaba a todas las colecciones de terror del momento. Tan mal estaba la situación que, en el The Tomb of Dracula #38 (1975), Marv Wolfman llegó a pedir explícitamente en la página del correo, en una nota recuadrada, que los lectores continuasen comprando estos cómics y que los recomendasen a otras personas.

En ese mismo año, Marvel ya había cancelado otras muchas colecciones de esta temática, tanto comic books como magazines, como Dracula Lives! (1973-1975), Vampire Tales (1973-1975), Monsters Unleashed! (1973-1975), que contenía cómics de Frankenstein, Tales of the Zombie (1973-1975), The Haunt of Horror (1973), Masters of Terror (1975), con reediciones, Monsters on the Prowl (1971-1974), con reediciones de los cómics de monstruos de Atlas, Man-Thing (1974-1975), Creatures on the Loose (1971-1975), protagonizada antes de su cancelación por el hijo de J. Jonah Jameson, es decir, el Hombre Lobo, Supernatural Thrillers (1972-1975), protagonizada en el momento de su cancelación por la Momia, y Giant-Size Dracula (1974-1975). Las únicas supervivientes fueron The Tomb of Dracula, Werewolf by Night (1972-1977) y Ghost Rider (1973-1983). La situación era similar en otras editoriales e incluso DC Comics llegó a cancelar series tan relevantes como Swamp Thing (1972-1976), convertido en sus últimos números en un extraño Hulk por Gerry Conway, o el serial del Espectro en Adventure Comics 431-440 (1974-1975), de Michael Fleisher y Jim Aparo.

Blade protagoniza el Marvel Preview #3 (1975).

La mala situación del género de terror perjudicó especialmente a Blade, que en esa época estaba protagonizando sus propias historias en Vampire Tales #8-9 (1974-1975). En el The Tomb of Dracula #34 (1975) se hacía referencia a que la policía le estaba persiguiendo por haber asesinado a alguien, un suceso que en ese momento permanecía inédito por culpa de las cancelaciones de revistas. Medio año después esta historia concluyó en Marvel Preview #3 (1975), en el que se veía que Blade huía de la justicia porque se creía que un vampiro al que había matado era realmente un humano.

Como digo, The Tomb of Dracula también flojeaba a nivel comercial. Sin embargo, a pesar de que las ventas bajaban, la editorial decidió mantenerla porque tenía un núcleo de seguidores fieles, es decir, unas ventas muy estables, y por ser una de las colecciones más respetadas a nivel crítico.

Uno de los momentos que demuestra por qué esta colección recibía esas buenas críticas ocurrió en el The Tomb of Dracula #44 (1976), un cruce con la colección Doctor Strange. La primera virtud de este crossover es que en aquel momento Colan era el dibujante de las dos colecciones y, en segundo lugar, que Wolfman resolvió este enfrentamiento entre superhéroe y villano  sin quitarle poder o inteligencia a ninguno de los dos, sin acudir a lugares comunes o soluciones previsibles. No se trataba de la clásica pelea en la que Spiderman y el Hombre de Hielo se pelean por un malentendido, sino una lucha a muerte entre el bien y el mal que debía resolverse de una manera satisfactoria.

Además, en la última página de ese mismo número llegaba otro encuentro que los lectores llevaban esperando desde hacía meses: Blade contra Hannibal King.

El primer encuentro de Drácula y el Doctor Extraño.

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