‘In Pictopia’, crisis en los cómics antiguos extraordinarios

Ficha editorial

In Pictopia es un breve cómic de 13 páginas que la revista Comics Journal incluyó dentro de los 100 mejores cómics de la historia en 1999. Sospechosamente, tanto esta revista como esta historieta fueron publicadas por la misma editorial, Fantagraphics, así que sería razonable preguntarse si esta curiosidad de Alan Moore y Donald Simpson merecía ese honor.

El escritor Harlan Ellison era una persona difícil, por decirlo de forma suave. Una anécdota poco conocida es que en una entrevista de la revista Comics Journal describió el trabajo del guionista Michael Fleisher como «demente» o «pirado» («bugfuck»). En respuesta, Fleisher denunció al escritor, a la revista y a la editorial Fantagraphics por libelo. Perdió el juicio porque el jurado priorizó el derecho a la libertad de expresión de Ellison, pero este proceso legal empujó a Fantagraphics a sacar una colección de cómics sin ánimo de lucro para ayudar a pagar a los abogados. La colección fue Anything Goes! (1986-1987) y duró 6 números. En el segundo de ellos se publicó In Pictopia, con guion de Alan Moore y dibujo (sobre todo) de Donald Simpson.

Durante sus 13 páginas acompañamos a una parodia de Mandrake el Mago que nos presenta un mundo en el que viven los personajes de los cómics más antiguos: las tiras de prensa en blanco y negro y condicionadas por la presencia o no de elecciones en los periódicos, los superhéroes en un mundo diferente con color, y los funny animals, con «tanto talento» pero cada vez menos trabajo. Una de las amenazas que asustan a este Nocturno el Nigromante son un nuevo tipo de superhéroes pandilleros, sexualizados, de aspecto más violento y realista. Al otro lado de la verja que limita a Pictopia se encuentra la otra presencia intimidante, un horizonte de cielos rojos, fábricas e industria.

Es importante fijarse en la fecha en la que se publicó este metacomentario sobre la decadencia de la industria del cómic. Alguno se ha equivocado al ver aquí el arrepentimiento de Moore por haber empujado al género de superhéroes hacia un terreno adulto con Watchmen. En absoluto. En el momento en el que escribió este guion, aún no se habían publicado las segundas mitades de Watchmen ni de V de Vendetta, ni siquiera tampoco La broma asesina. De lo que se lamentaba Alan Moore es de que Crisis en Tierras Infinitas hubiese borrado a los superhéroes que él y muchos otros habían leído en su infancia, de que el Superman de Curt Swan fuese sustituido por el de John Byrne. Lo que seguramente no se imaginó es que, leída casi cuarenta años después, parezca más una profecía de lo que llegaría unos años después.

Lo que más me sorprende de este cómic es que presenta un adelanto de dos recursos que serán muy habituales en el Moore posterior: el platonismo del mundo-idea en el que nace la ficción (Supreme, Promethea…) y la acumulación abarrotada de parodias y referencias (La liga de los hombres extraordinarios, Top10, Smax…). Hay mucho humor, como es habitual en sus guiones, pero destacan los chistes de tipo sexual. Por eso es inevitable que los que son a costa de Little Nemo, Blondie y Popeye recuerden a esa biblia de Tijuana elevada que, antes que otra cosa, es Lost Girls. También por el cariño que Moore demuestra por las historietas de animales graciosos recuerda a su Tom Strong, que también era un homenaje a los cómics de su infancia.

Pero, si el cómic ocupa 13 páginas, ¿qué son las otras 13 que se incluyen a continuación en esta edición de Fantagraphics? El responsable de que esta exista es el dibujante, Don Simpson. No es un autor muy conocido, pero este es su cómic más reeditado. En su opinión, sin embargo, no siempre se ha hecho en las mejores condiciones, respetando las intenciones del colorista, por lo que esta ha sido su oportunidad para dar forma a una edición definitiva. Es el motivo por el que a la historia le acompañan dos textos, uno de Don Simpson sobre las sucesivas reediciones y otro con un relato oral de todos los implicados en este cómic (editores, dibujantes y colorista).

La chicha está, por supuesto, en todo lo que tiene que ver con que el nombre del guionista no salga en la portada. Por un lado, Simpson reconoce que Moore ha renunciado a su parte de las regalías en muchas reediciones y que tampoco se ha opuesto a ninguna de ellas. Esta ha sido la única vez en que ha puesto un «pero» y ha sido únicamente para pedir que eliminen su nombre. A Simpson le sentó como una patada, algo completamente comprensible, aunque me pongo de parte de Moore. Igual que pasó con la reedición de su Miracleman o la secuela televisiva de Watchmen, Moore actúa como un anticapitalista que no quiere que ciertas empresas utilicen su nombre como un argumento de venta. Es uno de sus derechos como autor.

A pesar de este desencuentro, Simpson señala la calidad del guion. Según él, el estilo de Moore le fue muy útil porque establecía el tono de la historia viñeta a viñeta (era «una receta de un gourmet inspirado», dice) en contraste con las habituales descripciones asépticas de planos y bocadillos de otros guionistas («unas impersonales instrucciones de Ikea»). De hecho, el plan original de Simpson para esta edición definitiva de In Pictopia era haberlo incluido también a pesar de que, en su opinión, se vería que no estaba a la altura del encargo. Sin haberlo leído, me parece sería absurdo proponer a otro posible dibujante. Las dos decisiones creativas más evidentes que tomó (cambiar el título de In Fictopia a In Pictopia y alargar la historia unas páginas) son inmejorables y supo crear con su estilo una sensación de agobio y decadencia excelente.

Gracias a la iniciativa de Donald Simpson, existe esta edición definitiva de un cómic que encandiló a los redactores de Comics Journal. In Pictopia es un pequeño comentario nostálgico sobre la industria del cómic en los 80 que adelantaba recursos que Alan Moore explotaría en el futuro. Es muy interesante dentro de la carrera del guionista, pero me parece exagerado ponerlo como uno de los mejores cómics de la historia. Como siempre, una lista de tebeos define al que hace la selección, no la calidad de estos.

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