60 años de Mortadelo – Las claves de la Agencia de Información



El 20 de enero de 1958 se publicaba la primera página de Mortadelo y Filemón, que en aquellos años trabajaban en una «agencia de información». Festejamos el aniversario revisando la primera década de existencia de los personajes de Ibáñez.


Se cumplen seis décadas desde el Pulgarcito N.º 1394 en el que hicieron su primera aparición Mortadelo y Filemón. La serie empezó como dos detectives privados, uno un jefe con aires de superioridad  y el otro un aficionado a disfrazarse entre viñetas, que se convertirían con el tiempo en espías internacionales. ¿Estaban en esas primeras páginas las claves del éxito de Mortadelo?

Francisco Ibáñez tenía 22 años cuando Bruguera publicó la primera página de Mortadelo en una de sus revistas, un 20 de enero de hace 60 años. «Ha sido un día agitado, Mortadelo. Vamos a dormir» era el bocadillo con el que arrancaba una página que iba a ser la primera de unas mil más centradas en una pequeña agencia de información. Todavía faltaba mucho para que llegasen álbumes como Safari callejero (1969), La máquina del cambiazo (1971), En Alemania (1981) o Mortadelo de la Mancha (2005).

Para muchos lectores estas primeras historietas pueden ser el relleno obligatorio que ponían al final de los Olés de Mortadelo, pero también son algo más. Si no son valiosas por lo divertidas que resultan por sí mismas, al menos sí lo son como germen de un Mortadelo que se volvería famoso después a nivel internacional. Por eso en CANINO hacemos un repaso a aquella lejana época del Mortadelo más prehistórico.

1. La verdadera primera página

Primera página publicada.

Primera página dibujada.

El 20 enero de 1958 se publicaba la primera página de Mortadelo en Pulgarcito N.º 1394. Sin embargo, no parece que fuese la primera página dibujada. Dos meses después, en Pulgarcito N.º 1404 aparecía otra que tiene más papeletas para ser esa primera aparición. Los motivos para sospechar son la firma, insegura y torpe, poco practicada todavía, y que Filemón aparezca vestido con un sombrero a cuadros de cazador de ciervos y una pipa, a lo Sherlock Holmes (recuerda mucho al Sherlock Gómez de Raf). No sería descabellado creer que ése era el primer diseño que Ibáñez tenía pensado para Filemón.

2. La elección del nombre



Mr. Cloro y Mr. Yesca, agencia detectivesca, Ocarino y Pernales, agentes especiales, Lentejo y Fideíno, detectives finos… En el Bruguelandia N.º 27 (1983) Francisco Ibáñez explicaba que además de «Mortadelo y Filemón, agencia de información» tenía más rimas en mente para bautizar a sus personajes. Se suele comentar que Filemón es a «filete» como Mortadelo es a «mortadela». En una entrevista de 1998 Ibáñez decía que había elegido estos nombres para hacer referencia el hambre de postguerra.

3. Y la elección del diseño


En el mismo Bruguelandia N.º 27 se recuperaban los diseños a lápiz que Francisco Ibáñez habría presentado a la editorial, para que eligiesen cuál era el que debía seguir. Mortadelo con sombrero, sin sombrero, con corbata, de negro, con otro color de ropa… O tal vez no fuesen el diseño original que Ibáñez presentó a la editorial. Teniendo en cuenta el poco cariño que se tenía por los originales en aquellos años, es poco probable que conservasen esos bocetos durante tanto tiempo, además de que el trazo parece mucho más seguro que el de los primeros mortadelos. Los coleccionistas que más conocen al personaje se han planteado que estos diseños posiblemente sean una reconstrucción dibujada ex profeso por Ibáñez para aquella revista.


4. Los disfraces del conde de Montecristo


El Vázquez de Anacleto (1964) y ¡Vámonos al bingo! (1982) decía que la idea de dos detectives y que uno de ellos se disfrazase la propuso él, pero que el mérito de crear a los dos personajes se lo atribuía completamente de Ibáñez. En otras partes se puede leer que la idea original vino del editor Rafael González, que era un apasionado de la novela El conde de Montecristo (1884) y los disfraces de Edmond Dantès. Sea como sea, los disfraces de Mortadelo han sido una de las claves del éxito de la colección. Otros personajes de Bruguera solían transformarse o disfrazarse, pero Mortadelo era el primero que convertía este recurso habitual en parte de su personalidad.

5. Ibáñez era un sustituto


Cuando Escobar, Cifré, Peñarroya y otros de los dibujantes y trabajadores de Bruguera deciden abandonar la empresa para fundar una cooperativa y crear su propia revista, Tío vivo (1957-1960), la editorial necesitó reemplazos para sustituirles. Del mismo modo que Raf, Roberto Segura o Nadal, Francisco Ibáñez entró en Bruguera como un sustituto. Por suerte para los lectores, la editorial mantuvo a los nuevos contratados cuando los dibujantes de Tío vivo regresaron a Bruguera.

6. ¡A sus órdenes!


En Bruguera la norma era el costumbrismo: personajes del día a día, que reflejasen la sociedad más cercana. Había criados, mendigos, solterones, profesores, médicos, familias… y trabajadores en general. Cada jefe tenía un subalterno al que podía humillar, golpear y malpagar sin miedo a una represalia.

Aunque Mortadelo y Filemón vivían aventuras, resolvían casos y se enfrentaban con delincuentes, también eran pura Escuela Bruguera. Filemón no trataba a Mortadelo como un compañero o un empleado, sino como un criado multiusos. Le limpiaba la casa, le hacía la compra y cumplía sus caprichos más extravagantes. La lectura social estaba clara para el que la quería entender.

7. El Maestro tuvo sus maestros


Cuando Ibáñez entró en Bruguera se le dijo que imitase a Vázquez, y dio la talla. Imitó el diseño de sus personajes, su gestualidad y movimiento, incluso la forma de dibujar los muebles o las famosas orejas de caracol. A través de Vázquez, Ibáñez desarrolló un dibujo seguro y expresivo, pero todavía le faltaban un par de lecciones de dibujo. Copiando páginas y chistes del belga Franquin, el creador de Tomás el Gafe (1957), Marsupilami (1952) o Ideas negras (1977), Ibáñez añadió profundidad y detalle a sus viñetas.

A la mezcla sólo falta añadirle la pasión de Ibáñez por el cine cómico clásico de persecuciones, golpes y caídas: Charlie Chaplin, Buster Keaton, Laurel y Hardy… Por ejemplo, si alguien tiene la curiosidad de ver Cinemanía (1932), de Harold Lloyd, seguro que se dará cuenta de que el primer chiste es también el primer chiste de Valor… ¡y al toro! (1970)

8. Un gag cada dos viñetas


Como Vázquez, Ibáñez huía de la estructura del chiste alargado. En aquellos primeros tiempos lo normal era que los dibujantes expandiesen un chiste a lo largo de una página de 18 viñetas diminutas. Estos dos dibujantes metían entre medias pequeños gags, metáforas gráficas simpáticas, gestos cómicos… En el resto de personajes todo se reducía a la resolución del chiste, mientras que Ibáñez se preocupaba por mantener alerta la atención del lector en todo momento con chistes, golpes y carreras.

9. El final de la agencia de información

Viñeta de El sulfato atómico

Pasaron once años entre la primera página de la Agencia de Información y El sulfato atómico (1969). La editorial Bruguera quería adaptarse al estilo francés de sacar cómics en forma de álbum, más largos y con un guion y dibujo más elaborados. A partir de ese momento Mortadelo y Filemón cerraban la agencia de información para pasar a trabajar para la TIA, una agencia de espionaje en la que mandaba el Súper y el profesor Bacterio colaboraba como inventor. Durante un par de años Ibáñez siguió sacando unas pocas historias de dos páginas en Pulgarcito en las que los dos detectives no siempre seguían las órdenes del Súper, pero duró poco tiempo. Si hubiese seguido haciendo esas páginas de relleno, le habrían quitado tiempo de su trabajo en las revistas en las que era la estrella, Mortadelo (1970-1983) y Super Mortadelo (1972-1986).

10. Un aniversario celebrado de mil maneras


El año que viene se cumplen los 60 años de la creación de Mortadelo, así que podemos esperar que Ediciones B prepare una celebración a la altura. Hasta ahora no han estado nada mal. Al cumplir el cuarto de siglo, Bruguera publicó un Super Humor de tapas verdes titulado Mortadelo y Filemón. 25 años de historia (1983) y organizó un concurso que se premiaba el mejor dibujo y guion con Mortadelos de Oro y Plata. Diez años después, el álbum autobiográfico El 35 aniversario (1993) repasaba la carrera creativa de Ibáñez. Con este cómic empezaba el Super Humor Especial Aniversario (1993), con el que Ediciones B renumeraba la colección de Super Humor. A finales de los 90 se añadía a la colección el Super Humor Super Aniversario (1998), con el álbum Su vida privada (1998). En los tres tomos se recuperaron muchísimas de las primeras historietas de la pareja de detectives.

La celebración más espectacular sin duda ha sido la de los 50 años. Esa vez Ibáñez dibujó dos álbumes especiales: en ¡… Y van 50 tacos! (2008) los dos agentes sufrían los achaques de esta avanzada edad, mientras que se reencontraban con los villanos más memorables de su historia en ¡Venganza cincuentona! (2008). La editorial aprovechó para publicar un buen número de libros, como El gran libro de Mortadelo y Filemón (2008) y sacó el recopilatorio Mortadelo y Filemón: Agencia de información (2008), un enorme álbum apaisado con las historietas publicadas originalmente a doble página y que no se había reeditado hasta ese momento. Viendo lo bien que ha funcionado el tomo integral de 13, rúe de Percebe (1961) no parece descabellado imaginar que dentro de un año tengamos otro parecido de la Agencia de Información.

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