¡Atrévete a dibujar! (Conti)

Expresiones del rostro

Seguro que muchas veces habréis empuñado un lápiz para copiar alguno de los personajes de Pulgarcito. A primera vista parecen fáciles porque sus líneas son muy sencillas, pero todo requiere su técnica y nadie sabe hacer nada sin aprenderlo primero, así que hoy vamos a empezar trazando las reglas elementales para llegar a ser un formidable dibujante humorístico, y que los papás se queden con la boca abierta en un ángulo de 317 grados cuando vean vuestros pasmosos adelantos.


Estas primeras lecciones nos llevarán un cierto tiempo, pero en cuanto las hayáis asimilado, del mismo modo que Carpanta asimila un diplodocus con patatas fritas, os aguardará una formidable sorpresa. Los dibujantes del Pulgarcito os descubrirán los secretos del arte y revelarán la forma en que fueron concebidos sus popularísimos personajes, sus curiosísimas particularidades y la manera en que cada semana son elaborados por sus respectivos lápices para francachela y regodeo de miles y miles de lectores.

Pero comencemos de una vez, como dijo Wilfredo el Velloso antes de ponerse a inventar el gramófono.


La mímica del rostro es la cualidad más importante que precisan los monigotes y antes de pasar adelante las estudiaremos bien. Para ello basta ir trazando circulitos con un compás y luego irlos llenando con las expresiones indicadas más abajo. Sin daros cuenta y en muy pocos días de práctica lograréis dibujar caras muy graciosas completamente de memoria.

(Pulgarcito n.º 1107, 25/07/1952)

Figuras de palitos

Como suponemos que habréis seguido atentamente la primera lección de dibujo aparecida en el número anterior de Pulgarcito, a estas horas ya sabréis dibujar caras cómicas por medio del circulito hasta con los ojos vendados.

La siguiente cualidad importante de los monigotes es que tengan soltura de movimientos. ¿Cómo se obtienen estos? Es fácil si principiáis siguiendo el sistema de practicar dibujando estas figuras tan conocidas a base de palitos y con las que pueden representarse muchas posiciones como los modelos que indicamos.


Copiadlas muchas veces y cuando sepáis hacerlas bien inventad muchos otros movimientos vosotros mismos hasta que tengáis un verdadero dominio de esos palitos que simbolizan un cuerpo humano. Ahora viene otra labor que consiste en unir estos cuerpos en diferentes posiciones a las caras redondas indicadas en la primera lección. El efecto es ya asombroso. Puede entonces dibujarse un hombre huyendo con la cara de asustado, que se cae poniendo una expresión lastimera o en cualquier otra posición que deseéis.


Estos personajes nuevos habréis de llegar a dominarlos porque son la base de que más adelante logréis dibujar estupendamente. Así que a trabajar con nuestras lecciones; será todo tan sencillo y divertido que os hará exclamar… «¡dibujar monigotes es muy sencillo!».

(Pulgarcito n.º 1108, 1/08/1952)

La cabeza

Si habéis practicado mucho, de acuerdo con las instrucciones de las dos lecciones anteriores, a estas alturas ya sabréis dibujar monigotes estupendos por medio de una circunferencia y palitos, pero, claro, para que los personajes que dibujéis tengan vida, han de mover su cabeza lo mismo que las personas, o sea, que miren en todas las direcciones y tanto hacia arriba como hacia abajo.


Esto es algo más difícil, pero aprenderéis rápidamente si os imagináis que la circunferencia que representa la cara es una bola con un palito clavado en ella perpendicularmente, tal como aparece representado aquí, y debajo tenéis la transformación. O sea, que el palito significa la dirección de la nariz y así luego sólo falta añadir los ojos, la boca y las orejas, para que la cabeza esté completa. Fijaos bien en que las facciones estén dibujadas siguiendo la curvatura de la bola (la boca principalmente) y a esto se le llama perspectiva, de la que trataremos más adelante.

Un consejo final: dibujad los muñecos al tamaño que os resulte más cómodo, pero es mejor procurar que no excedan de unos seis centímetros de altura. Y nada más por hoy. Hasta la lección de la semana que viene, que será también muy interesante.

(Pulgarcito n.º 1109, 8/08/1952)

Las manos

Si habéis seguido atentamente las lecciones anteriores y practicado mucho con los cuerpos de palitos y las cabezas redondas, a estas horas ya sabréis dibujarlos en muchas posiciones. Vosotros mismos podéis adornar ahora esas figuras con cosas de vuestra invención, como sombreros, barbas, gafas, bigotes, etc., y los efectos del muñeco serán sorprendentes.


También podéis ir aumentando el grosor de las líneas de palitos, para darles una sensación más humana, tal como en la ilustración que aparece aquí, y que ya es un señor monigote que vosotros podréis dibujar perfectamente.


Las manos y los pies son bastante difíciles, pero para el dibujo humorístico se pueden suprimir muchas líneas y procurar únicamente que respondan a la comicidad del monigote. Estas manos regordetas aquí representadas en las principales, deberéis copiarlas muchas veces durante esta semana hasta aprenderlas de memoria, para colocarlas en vuestros muñecos con la expresión más acorde a la posición en que se le quiera representar… y nada más por hoy.

(Pulgarcito n.º 1110, 15/28/1952)

Rellenar el esqueleto

Hasta la presente lección habéis estado haciendo cabezas por medio de un compás, pero esto no tiene mérito. El buen dibujante debe trazar todas las piezas de sus figuras a pulso; por lo tanto, guardad vuestro compás para otra ocasión y desde hoy a dibujar la circunferencia de la cabeza a mano. ¿Que sale un poco torcida? No hay que desalentarse; más adelante saldrá mejor.

Aquí vienen otras figuritas representando las formas en que puede engruesarse el monigote de palitos hasta darle una forma completamente humana.


Los tipos se dividen en dos clases para las historietas, sencillamente en gordos y flacos. El delgado ha de ser más alto que el gordo, por regla general y, respecto a la silueta de su cuerpo, depende de vosotros, o sea, de lo que ensanchéis más o menos su esqueleto.

Para esta semana ya tenéis bastante trabajo, pues cada vez influirán más vuestras aptitudes en resolver los problemas que se presenten en el dibujo, y unos lo harán mejor que otros. ¡A ver quién es el campeón.

Con los animales puede seguirse el mismo sistema del esqueleto con palitos que se emplea para las personas, procurando darle a cada animal su característica más importante. Ahí tenéis algunos ejemplos.


Y… nada más; hasta la próxima semana.

(Pulgarcito n.º 1111, 22/08/1952)

Perspectiva

Los muñecos que estáis aprendiendo a dibujar por medio de estas lecciones han de saber hacerse en diversos tamaños, o sea, que el mismo muñeco debe dibujarse unas veces grandes y otras pequeño. Esto es debido a los distintos planos que puede tener un dibujo, pues existe un fenómeno visual que se llama «perspectiva» y él nos hace ver más pequeñas las cosas que están lejos, aunque ello no sea cierto; por ejemplo: un caballo puede estar representado en un dibujo junto a un hombre, pero si la distancia entre ellos es grande, el caballo puede tener la mitad del tamaño de un hombre.


Observad la ilustración; la figura número 2 es más pequeña que la número 3, y la número 1 aún más pequeña que la 2. Entre las dos líneas de puntitos, que son las que indican la perspectiva, podrían dibujarse un número infinito de figuras que se van alejando hasta transformarse en un puntito.


Podéis situar vuestros monigotes en un lugar determinado, copiando tras ellos las líneas del fondo que aparecen al final según estén en la ciudad, en el campo o junto al mar. Y nada más por hoy.

(Pulgarcito n.º 1112, 29/08/1952)

Cabezas y sombras

Hasta esta lección habéis dibujado la cabeza de vuestros monigotes por medio de un circulito; pero no solo de una circunferencia sale una cara graciosa. Para dar diversidad a los tipos, trazad las facciones dentro de elipses o de peras. Por ejemplo, cuando quiere representarse un hombre alto, no le va bien la cabeza redonda, porque acostumbran a tener su cara alargada; entonces se dibuja dentro de una elipse, tal como aparecen representadas en la presente ilustración.


Por el contrario, a los hombres pequeñitos les va mejor la cabeza redonda y, si es un verdadero enano, cuanto más aplastada mejor, pero no conviene abusar de esta hechura, porque es muy forzada y tiene poco movimiento. La forma de cebolla invertida o pera también es muy graciosa y con todas estas modificaciones pueden representarse gran variedad de tipos.

Otra cosa muy importante en los dibujos es la sombra. Ha de ser una sombra sencilla, que se obtiene engruesando las líneas que han de representarse en el dibujo como más oscuras. Ved la figura aquí reproducida: la flecha señala la dirección de la luz. Observad la sombra del muñeco en el suelo, la sombra de la planta y la de la casa.


A dibujar… y nada más por hoy.

(Pulgarcito n.º 1113, 5/09/1952)

Giros y la plumilla

Continuando nuestras interesantes lecciones de dibujo humorístico, estudiaremos hoy cómo gira una cabeza. Fijaos bien en la posición de la nariz y las orejas de cada aspecto del movimiento, pues es necesario cuidar bien el detalle para lograr el aspecto apetecido. Por ejemplo, la distancia recorrida por la oreja desde el medio perfil al perfil completo.


Tened siempre presente al dibujar vuestros monigotes que estos no son planos más que en la práctica, pero teóricamente han de tener volumen, lo que se consigue únicamente observando bien que cada trazo coincida con lo que se desea representar.


Los monigotes que mejor os salgan podéis repasarlos con tinta. Comprad un tintero de tinta china y una plumilla de dibujo con su correspondiente mango. El papel que mejor va para la pluma es el llamado Mayor. Una vez en posesión de todo este material, que habrá pagado papá, trazad las líneas con tinta siempre a favor de la plumilla (ved la ilustración aclaratoria), pues así obtienen los dibujantes esos hermosos rasgos que parecen hechos «a máquina».

Procurad también no castigar demasiado el papel con el lápiz o la goma y… nada más por hoy.

(Pulgarcito n.º 1114, 12/09/1952)

Pies y profundidad

Continuando nuestras amenas lecciones, hoy ilustramos la paginita con un estudio de pies desnudos y calzados. Tened presente, al añadirlos a vuestros muñecos, que los pies desnudos han de resultar algo mayores que los calzados. Esto es un absurdo, pero resulta que un muñeco con los pies desnudos y pequeños no hace gracia. Sin embargo, para moverlo normalmente calzado, los pies grandes dificultan bastante las diferentes posiciones, así que no queda más remedio que saltarse a la torera la lógica y hacerlos como decimos.


La última ilustración está lograda construyendo los monigotes en la forma que habéis aprendido, o sea, primero el esqueleto de palitos y la cabeza, y luego se les ha «vestido» a la última moda masculina. Lo importante de este dibujo, si os fijáis bien en él, son los planos. Existen cuatro planos para darle profundidad: en primer término las figuras; a continuación  el cubo; más allá, una línea que representa el bordillo de la acera y, al fondo, las casas de una ciudad. El efecto no puede estar mejor conseguido.


Y nada más por hoy, amigos. Hasta la próxima.

 (Pulgarcito n.º 1115, 19/09/1952)

Tipos de personajes

Continuando nuestras interesantes lecciones, hoy vamos a hablar de los tipos humanos que aparecen en la ilustración. Fijaos bien que son el hombre delgado, el hombre grueso y el niño, luego la mujer delgada (dibujar mujeres bonitas es difícil, porque no se puede caricaturizar; más adelante ya trataremos de ello), la mujer gorda y la niña.


Sabiendo dibujar todos estos tipos en diferentes posiciones se obtiene la base para ser un dibujante humorístico completo. Y observad también que el estudio de tipos lo podéis resumir a sólo tres figuras, pues los hombres y las mujeres están conseguidos de la misma estructura de líneas; por ejemplo, el hombre delgado y la mujer delgada son iguales, aparte de los detalles como el vestido, el peinado, el busto, etc. Y lo mismo ocurre con el hombre y la mujer gruesos, el niño y la niña.

Observad los tipos de Pulgarcito y podréis copiar de ellos muchas posiciones para vuestros muñecos. El prototipo de hombre gordo es Gordito Relleno de Peñarroya; alto y delgado, Carioco; bajito y también delgado, el repórter Tribulete de Cifré, y modelos de mujer gruesa y delgada los tenéis en las hermanas Gilda de Vázquez.

Y nada más por hoy.

(Pulgarcito n.º 1116, 26/09/1952)

Tipos de caras

En la lección de hoy trataremos sobre la variedad de tipos humanos que pueden necesitarse según la situación planteada en cada dibujo. En la ilustración aparecen los de características más acentuadas. Por ejemplo, el hombre brutal, fijaos bien en lo saliente de la barbilla inferior, lo reducido del cráneo y las cejas pobladas; contrariamente, en el joven tímido la barbilla es huidiza y el labio superior sobresale, lo que le da ese aspecto medroso.


La característica principal del avaro es su nariz ganchuda. En el sabio tenemos las inseparables gafas, cráneo desarrollado y abundancia de pelo. Los rasgos para el tonto han de ser ligeros, y el individuo algo obeso, a la inversa que en el listo en el que toda la gracia está en la mirada penetrante. Los ojos resaltan mucho cuando están rodeados por un circulito y da la sensación de que están desmesuradamente abiertos.

El gruñón también resulta mejor en el tipo obeso, recargando las cejas y el bigote, lo que le da una expresión de mal humor y, por último, el infeliz, que sin ser tonto llega el último a todas partes, encaja bien en una cabeza completamente redonda para que caso desaparezca la parte inferior del rostro y queda mejor representándolo como un individuo de corta talla.

Practicad en vuestros monigotes aplicando estas características y veréis que resultados más sorprendentes obtenéis.

(Pulgarcito n.º 1117, 3/10/1952)

Dibujo con tinta

Muchas veces os pasará que al terminar un dibujo a lápiz queráis orgullosos de él y decidís pasarlo a tinta pero… entonces sobreviene la catástrofe; el dibujo pasado a tinta se transforma en una birria, no queda más remedio que tirarlo a la papelera y volver a empezar. ¡Lástima de dibujo! ¿Verdad?


Y es que el trazo a tinta no debéis mirarlo como un sistema para que el dibujo quede negro e indeleble. La plumilla ha de tener alma, o sea, que con ella sobre el dibujo se han de corregir incluso las imperfecciones del lápiz, añadir detalles, en una palabra, dibujar también con la plumilla.

La ilustración da idea de estas advertencias: las figuras a lápiz eran exactamente iguales. En la número 1, se han repasado las líneas descuidadamente, sin dibujarse de nuevo y prescindiendo de añadir detalles; no se ha puesto afán de perfeccionar el dibujo con el trazo de la pluma.

En la figura 2 se ha cuidado el repaso con tinta convenientemente, han aparecido sombras muy ligeras bajo la corbata, bajo la oreja y, para conseguir un efecto completo, sobre la pared se ha proyectado parte de la sombra del muñeco entero, también se ha dado vida a los ojos por medio de un circulito, se han añadido los cabellos, el dibujo ha sido completado en lo posible y, como podéis apreciar, la diferencia entre uno y otro es muy grande.

En resumen, hay que dibujar los muñecos a lápiz, pero también hay que aprender a perfeccionarlos con la tinta china. Un buen sistema para perderle miedo a la plumilla es dibujar directamente muñecos con ella. Aunque en principio os queden mucho peor que con el lápiz, no importa.

(Pulgarcito n.º 1118, 10/10/1952)

El estilo y errores habituales

En esta lección de hoy, hablaremos de una cosa muy delicada para los dibujantes principiantes: el estilo propio. Lograr un estilo es difícil y requiere años de práctica. Hay tantos y tan buenos dibujantes, que es casi imposible no caer en la escuela de alguno, bien por ser el que más gusta o porque sus creaciones se adaptan más a vuestras posibilidades.


Es bueno copiar porque al principio facilita mucho la labor del futuro dibujante, pero sólo hasta cierto punto. Si estáis demasiado influenciados por determinado dibujante, nunca dejaréis de ser un imitador de él. El mejor sistema es escoger siete u ocho dibujantes que os gusten y copiar los detalles mejores a vuestro juicio de cada uno, lo que unido al fruto de vuestra personalidad, puede dar con el tiempo un estilo propio sin parecidos ni influencias perniciosas.

Tened bien presente que los principales defectos del que intenta convertirse en dibujante humorista son:

  1. Al intentar que los muñecos tengan excesiva gracia, quedan exagerados y confusos.
  2. Recargar las figuras con detalles superfluos.
  3. Movimientos mal calculados, con lo que los monigotes quedan como «pegados» en el papel.
  4. Dibujar los objetos del fondo, de manera que sus líneas liguen con las de los personajes, quedando el dibujo sin relieve.
  5. Estar influenciado por algún dibujante conocido, imitándole en todo.
  6. Llenar con cosas todos los claros del dibujo, sin pensar que el blanco también «juega» su papel, dando sensación de espacio y amplitud.

A partir de la próxima semana, el formidable dibujante Peñarroya dará comienzo a una serie de lecciones sobre la manera de confeccionar historietas largas que serán interesantísimas. Seguidlas con mucha atención.

(Pulgarcito n.º 1119, 17/10/1952)
 

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