Ramis, Cera y Peregrina: los hijos de Bruguera



El legado de la editorial Bruguera se puede encontrar en dibujantes como Ramis, Cera o Peregrina: personajes con narizotas, golpes y caídas, un lenguaje extravagante... Nos reunimos con estos tres historietistas para hablar sobre su forma de trabajar, sus estilos de humor y del salto de 23 años que separan a Sporty y Pafman de Horario de oficina.


En el último Salón del Cómic de Zaragoza la organización llamó a Juan Carlos Ramis (1962), a Joaquín Cera (1967) y a Ricardo Peregrina (1973) para participar en una charla en la que hablasen sobre sus historietas. Los tres comparten una evidente influencia de la Editorial Bruguera en personajes como Sporty (1987), Pafman (1987) o Hermi y Max (1997), pero les separa la época en la que les han publicado. Durante la charla salieron varios temas en los que se hizo evidente que entre trabajar en los noventa para Ediciones B y dibujar cómics actualmente hay un abismo en lo que se refiere a derechos de autor, la altísima productividad o la edad de profesionalización.

De izquierda a derecha: Ricardo Peregrina, Juan Carlos Ramis y Joaquín Cera.

Después de una sesión de firmas de Ramis y Cera que duró hora y media, nos reunimos los cuatro en la sala Mortadelo del auditorio (en la sala Filemón estaban hablando sobre cómics feministas). Puedo decir que antes de la charla los tres estaban nerviosos o no esperaban mucho interés por parte del público. Sin embargo, cuando se encontraron con que los asistentes reían y participaban, el encuentro se convirtió en algo divertido y relajado, aunque me temo que este ambiente no ha quedado del todo reflejado en la transcripción.

Pablo Vicente (PV): La charla se llama Hijos de Bruguera, así que vamos a tomar ese punto de partida. Seguro que antes de empezar a dibujar los tres leíais cómics y tiene pinta de que leíais mucho Bruguera. He visto en entrevistas vuestras o en vuestros blogs que habéis mencionado que Francisco Ibáñez ha sido una gran influencia para vosotros. Por ejemplo, Ramis explicaba en una ocasión que de niño escribió una redacción en la que decía que de mayor quería ser dibujante de tebeos como Ibáñez.

Juan Carlos Ramis (JCR): Es cierto, tengo un trabajo de colegio de cuando tenía seis o siete años, de cuando te preguntaban lo típico de «¿Qué te gustaría ser de mayor?» Yo debí de poner «De mayor me gustaría ser como Ibáñez: ser dibujante y dibujar a Mortadelo».

PV: De profesión, Ibáñez.

JCR: Sí, y lo jodido es que lo he conseguido, porque yo no dibujo Mortadelo, pero hago más cosas de Mortadelo que el propio Ibáñez. No lo tengo muy mentalizado, pero de niño me hacía mucha ilusión.

Yo no he sido muy lector realmente. Nunca he sido un gran fan del cómic. Leía cómics como cualquier chaval de mi edad, pero de lo que me compraba mi padre, sobre todo en vacaciones. Por ejemplo, cuando salía el extra de verano de Mortadelo, aquello me cundía dos meses. Tengo que reconocer que cuando miraba esa revista a mí lo que me gustaba sobre todo era Mortadelo, y un poco Anacleto. Nunca he sido un gran fan del cómic, pero creo que en mi generación es lo que había. Por ejemplo, la llegada del manga me pilló mayor. Incluso le tenía un poco de odio, porque decía «¿Nos van a joder aquí lo nuestro?». Veía que gustaba mucho y yo siempre he sido muy del cómic de aquí. En ese sentido, soy de Bruguera absolutamente, aunque ya menos. ¿Tú también, Joaquín?

Unos Mortadelo y Filemón dibujados por Peregrina.

Joaquín Cera (JC): Bueno, yo empecé como todos los críos. Más que leyendo, viendo, porque era muy pequeño cuando miraba las historietas de Ibáñez, de Mortadelo y de todo. Yo aprendí a dibujar así porque era lo que más veía en mi casa, a mis hermanos mayores… Cuando iba a la peluquería, allí tenían todas estas revistas. Es lo que definió el estilo de dibujo en el que me he quedado. Luego de mayor generalicé bastante mis gustos con cómic de todo tipo: francobelga, más realista… Muy variado. Sin profundizar mucho, pero bueno. Cambié mi gusto, pero mantuve el estilo Bruguera. Aparte, yo empecé a dibujar profesionalmente muy pronto, a los 18, así que no me dio tiempo a aprender otra cosa.

PV: ¿Y tú, Ricardo?

Ricardo Peregrina (RP): Yo también, Mortadelo sobre todo. Me pasó como a Ramis. Una redacción no, pero tengo dibujos de libreta de cuando tenía 8 o 9 años de «¿Qué quieres ser de mayor?» o «La profesión que más me gusta». Tengo un dibujo en el que sale Ibáñez dibujando con escuadra y cartabón, porque no sabía como lo hacía él. Tengo otro en el que me pintaba a mí mismo como «señor Peregrina». Me dibujaba a mí mismo como mi padre haciendo historietitas.

Empecé con Mortadelo, pero luego descubrí a Superlópez en un mercadillo en el colegio, por San Jordi. Me compré un Mortadelo y el chico de detrás se compró el número 1 de Superlópez. Lo estaba ojeando y pensaba: «Hala, esto qué guay, cómo mola el niño este con bigote…» En las historietas de Bruguera había poca fantasía, mientras que Superlópez era un superhéroe. En las revistas de Mortadelo casi todo eran historietas de señores con bigote a los que les pasan cosas.

Peregrina dibujó este Superlópez con 7 u 8 años.

PV: Sí, el típico personaje que viste de negro, es bajito…

RP: Eso se lo vendes a los niños de ahora y… yo qué sé, es impensable que pudiera funcionar aquello.

PV: Os ha influido mucho Ibáñez y os ha influido mucho Bruguera. A la hora de trabajar, ¿os ha afectado para bien o para mal? ¿Os ha dicho alguien «Con ese dibujo, aquí no», o «Ese dibujo sí, eso es justo lo que buscamos»?

RP: Ha llegado un punto en el que este estilo igual está un poco desfasado. Pero entonces era lo que a mí me gustaba. Me acuerdo de saltarme las historietas realistas que había en las revistas de Mortadelo, a mí lo que me gustaban eran las narizotas, Los Pitufos y estas cosas.

JCR: Yo leía Mortadelo cuando era un niño, pero de adolescente no leía cómics. Habían pasado como 8 o 9 años que no leía un cómic cuando me empezaron a publicar en Ediciones B. Hasta entonces no había dibujado una historieta en mi vida. La primera que hice con viñetas fue cuando me dijeron «Piénsate un personaje» y me salió Estrellito Castro. Yo no hacía historietas, hacía chistes sueltos. Me gustaba el chiste, no la aventura. Quiero decir, mis dibujos no se parecían a Mortadelo y Filemón, yo no era de la escuela Bruguera. Hacía unos muñecos que si los veis son bastante raros.

Es verdad que, por el hecho de entrar en Ediciones B, Mercedes Blanco me aconsejó que intentara mirar Mortadelo, Superlópez, Segis y Olivio Es algo que mucha gente me ha dicho que me ha perjudicado. Yo tengo mi estilo. Como yo no leía cómic, tenía mi estilo, pero luego reconozco que, por ejemplo, la nariz de Alfalfo Romeo es la de uno que sale en Superlópez que no me acuerdo cómo se llama.


Una de las primeras historietas de Alfalfo Romeo (1987).

PV: Sí, Jaime González.

JCR: Y a lo mejor las manos que hago son las manos que hacía otro. De alguna forma me obligaron un poco, pero yo también me dije «Coño, me voy a repasar esto de Bruguera para que entre dentro del estilo».

PV: Precisamente os iba a preguntar por eso. Cuando entráis en El jueves o en Ediciones B se trata de empresas que ya existen, están asentadas. Vosotros como público ya conocéis sus contenidos, y al mismo tiempo la empresa tiene unos lectores que quiere mantener. ¿La propia editorial qué guía os daba un «Id por aquí y no vayáis por aquí»? Al mismo tiempo, ¿vosotros qué os exigíais para pareceros al estilo de la empresa?

JC: En mi caso, cuando empecé eran los últimos días de Bruguera, como si dijéramos. Me marcaron el estilo, me lo dejaron bastante claro. Tenía que seguir el estilo Bruguera, como Mortadelo, el típico humor, el típico personaje del que estabais hablando antes. Cuando empezó Ediciones B no me marcaron tantas premisas. Quizás lo que me condicionó fueron otros factores, como el tiempo, porque lo que sí me pidieron fue cada vez una cantidad mayor y mayor de páginas. No tenía tiempo para desarrollar ningún estilo más. Había empezado así y tuve que seguir así porque no tenía tiempo. A nivel de guion, tres cuartos de lo mismo. Cuando yo hacía una producción de treinta y pico o cuatenta páginas al mes estaba obligado. A la primera oportunidad, intentaba cambiar a un estilo que me gustara más.

Joaquín Cera está poniendo a la venta este tipo de originales en los últimos años.

PV: ¿A uno más sencillo?

JC: Exacto, más sencillo, o a otro, lo que veía en aquel momento, lo que gustaba o lo que leía. Lo que pasa es que otra vez llegaba la semana siguiente y «¡Ostras!, tengo que entregar cuatro o cinco páginas para mañana». Venga, rápidamente a lo fácil. Eso me condicionó y quizás me ha lastrado durante años porque me hubiera gustado poder dibujar cosas que no sé si has visto. Tengo cosas con un dibujo muy distinto. Las circunstancias del destino me marcaron así.

PV: Los originales que tienes ahora a la venta tienen un dibujo más detallado.

JC: Cuando me piden cosas de Pafman respeto el estilo de Pafman, pero si me piden algo distinto estoy encantado. Me encanta probar, me encanta dibujar.

En mitad del proceso de una de las páginas (¿de 2010?) de Horario de oficina en Retranca.

PV: ¿Y tú, Ricardo? ¿Cómo te ha afectado?

RP: A mí no me han marcado, yo fui a El jueves con lo que hacía. Hasta hace 8 años no he empezado a dedicarme profesionalmente al cómic. Yo trabajaba en videojuegos y los fines de semana, cuando tenía tiempo, hacía historietas para fanzines o para la revista Dibus. Empecé en una revista que se llamaba Retranca, que sacaba Kiko da Silva en Galicia. Él me pidió que hiciera una serie para esta revista, que salía una vez al mes. Como yo trabajaba en una oficina, ya hacía tiempo que me rondaba la idea la idea de hacer una historieta de oficinistas para presentarla a El jueves. Era una cosa que no tenían, así que yo iba con la idea de tocar un tema con el que la gente se pudiera sentir identificada. Fui a El jueves con lo que había publicado en Retranca cuando tuve unas cuantas páginas hechas. No tenían sitio al principio, pero luego me llamaron.

PV: Hace un rato has comentado que te gustaba Superlópez porque era fantasía, y ahora dicho «Voy a hacer un cómic de oficinistas».

RP: Te hablaba como niño que leía tebeos. Era una cosa que encontraba a faltar, pero ahora trabajo en una revista para adultos.

Una página de Horario de oficina en El jueves, de 2012.

PV: Joaquín ha sacado un tema que os quería comentar. Miguel Francisco, que dibujaba Bum Bum y Los desahuciados, comentaba que lo que menos le gustaba de Bruguera era que había que dibujar tanto que era imposible mejorar y aprender a dibujar. A mí me han hablado de que en El jueves hay mucho estrés actualmente, de que también hay que dibujar mucho. ¿Os pasa eso, que creas que no puedes mejorar?

RP: Bueno, yo creo que ellos tenían más presión, ¿no? Yo hago dos páginas a la semana. Hago el guion, la tinta, el color… pero en principio son dos páginas. Si acaso, hubo una época en la que hacía tres.

JCR: Lo que dice Ibáñez es cierto, ¿eh? Lo que dice siempre de: «Yo hacía cincuenta páginas a la semana».

JC: Ibáñez siempre nos superará, eso es así.

Dirty Pig fue uno de los primeros personajes de Ramis (1988).

JCR: No, no, desde luego. Volviendo a mis inicios, con lo que me quedo muy flipado es con cómo me admitieron allí. Algo les debió de gustar de mi estilo, evidentemente, pero yo soy autocrítico. Lo que yo hacía no se parecía al estilo Bruguera, era un humor muy raro. Con el Dirty Pig me quedaba el chiste de lo más exagerado, erotismo, humor negro… Yo hacía lo mismo con Sporty, pero suprimía el sexo, suprimía una cabeza cortada… Era lo mismo. Y yo digo: ¿Cómo me podían publicar esto? No sólo eso, sino que me decían: «Piénsate un nuevo personaje». Yo entraba con Sporty y me decían: «Ah, pues vale. Ponme cinco kilos. Hazme cuatro páginas todas las semanas. Oye, en Super Mortadelo necesitamos otra cosa». ¿Alfalfo Romeo? «Vale». Todo valía. Si llego a entregar un churro, pues vale.

No voy a decir que me pasara como al tío Gilito, que le salían dos dólares en los ojos, pero ahí veía una oportunidad para el chaval de veintipocos años que yo era. No tenía un duro. Creo que eso, como he dicho antes con el estilo, a mí me perjudicó. A nivel monetario me benefició, pero a nivel artístico me perjudicó. Me acuerdo de un dibujante que conocí en aquella época, pero que ahora no recuerdo cómo se llamaba, que me decía que yo hubiera sido bastante bueno si hubiese cuidado más la producción, si hubiera sabido decir: «No. Voy a hacer menos páginas, pero dejadme que las haga bien». Igual le pasaba lo mismo a Ibáñez. Al final te ves como dentro de una rueda haciendo tres páginas al día. No eres muy consciente de que estás dejando de lado la calidad. Yo dibujo mejor de lo que se ve ahí.

PV: Por ejemplo, tus portadas eran muy chulas.

JCR: Sí, pero se preocupaban más la cantidad que la calidad.

Una portada de Sporty (1997).

JC: Sobre todo nos condicionó a nivel de dibujo. A nivel de guion, yo tenía total libertad. Iba por el camino del humor absurdo que tanto nos gustaba a Ramis y a mí. En eso teníamos libertad total.

JCR: Nunca nos rechazaron una página.

JC: A mí me rechazaron un par de viñetas porque no podían pegarle un tiro a alguien en la cara, le disparaban un rayo. Pero bueno, yo llegué a poner palabrotas en una cosa que era para niños. Yo las colaba.

JCR: Yo también ponía palabrotas, ¿eh?

PV: Yo de niño me daba cuenta de que metíais muchos chistes picantes y creo que no eran para el público de la revista.

JC: Cuando me ponía a hacer una historieta me tenía que gustar a mí. Me tenía que hacer gracia para ponerme a hacerla, porque pensaba que así le haría gracia a más gente. Me tenía que reír de alguna manera. Buscaba también ese público adulto, aunque a lo mejor la revista en general iba para un público más juvenil, pero yo lo buscaba igual.

Una entrega de Mi rollo en la disco de 1990.

PV: ¿Y tú, Ricardo? ¿Tienes libertad para crear páginas o hay límites?

RP: No me han censurado. Bueno, una de Coitus imperfectus, cuando acababa de pasar lo de Charlie Hebdo. Me dijeron: «Hombre, es que ahora no es buen momento para esto. Si quieres la guardamos para más adelante». Al final la publicaron unas semanas más tarde, con un sutil cambio en una viñeta. Pero el chiste era el mismo.

PV: Hace un rato me comentaba Ramis que tiene la sensación de que El jueves actualmente se corta un poco más con el humor, que no es tan suelto como podía ser hace cuarenta años.

RP: Igual hace unos años los chistes eran más improvisados porque se hacían en la redacción, allí estaba toda la gente. Ahora cada uno está en su casa y está todo más organizado. Pero ahora se ven cosas muy fuertes, ¿eh? Lo que pasa también es que ha cambiado un poco el tipo de humor. Hace unos años había más rollo sexual, más tetas y mujeres en pelotas, y ahora tiran más por el absurdo y la crítica política. De cosas sexuales igual está lo que hago yo, lo que hacía Julio Serrano y…

Un fragmento de Coitus imperfectus.

PV: A mí me han dicho que lo que mejor vende de El jueves son los especiales de sexo.

RP: Si, machacan los especiales de sexo porque resulta que son los números que más se venden.

PV: ¿Cómo va el tema de los derechos de autor de los tres?

RP: Yo no tengo ningún problema. En El jueves los derechos son de cada autor. De hecho el tema va bien, porque desde hace unos años El jueves no saca recopilatorios y los autores que queremos publicar un libro podemos ir a otra editorial sin problemas.

Peregrina no ha tenido problemas para llevar sus páginas a la editorial Bestia Negra.

PV: ¿Y vosotros?

JCR: Yo no tengo ni idea de esto. Tampoco lo hemos intentado averiguar, pero es verdad que tendríamos que hacerlo. Pero yo no lo sé.

JC: Yo no he tenido problemas nunca con los derechos de autor. Siempre me han pagado lo que yo he firmado por contrato.

JCR: Quizás se refiere más bien al hecho de poder publicar fuera.

PV: Sí. Mejor dicho, a raíz de la película de Superlópez, si quisiesen hacer una película de Pafman, ¿hablarían contigo?

JC: Supongo, no sé. Tendría que darse el caso, pero me imagino que sí. Ojalá la hagan.

Ediciones B recopiló los cómics de los Xunguis en 2013.

PV: La película de Superlópez está teniendo muy buena taquilla. A ver si hay suerte.

JC: Tendré que verla, todavía no la he visto.

PV: Mario Casas hace unos años comentó en una entrevista que si hay una película de Pafman, él quería el papel principal.

JCR: ¿Ah, sí?

JC: ¿Mario Casas sabe quién es Pafman?

JCR: El otro día le mandé un mensaje a Joaquín porque estaban dando eso de Pasapalabra. Yo no lo había visto en mi vida. Se lo mandé porque decían «Personaje del famoso dibujante Joaquín Cera publicado en la revista tal». Claro, no lo sabía nadie. Me alegré por Joaquín porque Pafman salió en Pasapalabra.

Pafman contra las risas enlatadas de las sitcoms.

PV: Qué tipo de ocio consumís. ¿Leéis cómics, veis la tele…? ¿Qué intereses tenéis a la hora de consumir ocio? Para que nos hagamos una idea de qué os influye a la hora de de dibujar, de pensar chistes…

RP: Cine, libros, tebeos… Yo sí que sigo leyendo tebeos. He comprado unos cuantos aquí, en el Salón, porque estoy un poco al día de lo que se publica.

PV: ¿Cuál recomendarías?

RP: Este verano me he leído uno de Kim y Altarriba, la continuación de El arte de volar, El ala rota. Me gustó mucho. No es de humor, pero es una historia muy bien contada.

JC: Cuando tengo tiempo libre veo HBO, Moviestar +, YouTube, vídeos de youtubers, de gamers, juego con videojuegos…

PV: ¿Cómics?

JC: Ahora ya no.

Ramis también hizo chistes sobre dibujantes de cómics (1992).

JCR: Yo no he leído casi nunca cómics y menos ahora. No me llaman la atención. Un periódico me hizo una entrevista y en el titular pusieron «No me gusta el cómic». No es que no me guste, prefiero hacer otras cosas.

JC: A mí sí me gustaban, ¿eh? Con veinte años fui bastante aficionado al cómic, tuve un montón en mi casa. Lo que pasa es que llega un momento que, con tanto trabajo dibujando, ponerme luego a ver cómics me saturaba.

PV: Como el trabajador de McDonalds al que luego no le apetecen las hamburguesas.

JC: Sí, un poco eso. Acabé un poco cansado.

Cera dibujó Chez Rupérez’s en formato tira.

JCR: A mí me gustaba hacerlos más que leerlos. Aunque también puedo decir que cuando los leo, me gustan, pero no tengo la costumbre. Lo mismo te diría a nivel de libros. Tengo que reconocer que yo no he leído en mi vida cinco libros. No soy de leer, no tengo el hábito, quizás porque estoy todo el día con el ordenador y tengo ganas de dirigir mi vista a otras cosas. No me apetece leer.

PV: Yo ya he terminado, así que le dejo este micrófono al público para que os puedan preguntar ellos lo que quieran.

Oyente 1 (O1): Al hilo de la pregunta sobre derechos de autor, si tú quisieras llevarte Pafman o los Xunguis o cualquier otro personaje tuyo a otra editorial, ¿podrías hacerlo? ¿O tendrías el inconveniente de la editorial?

JC: Primero lo tendría que consultar. Hasta ahora no se ha dado el caso. Tampoco me he informado, porque no gestionas una cosa que está en el aire, pero en el caso de que se diese, creo que sí. Por lo que estuve tanteando, tengo contratos por obra. En el momento en el que caduque la fecha de contrato puedo publicar esto mismo o la colección en otro sitio. Evidentemente, lo que no va a hacer una editorial es publicarme Pafman si hay en el mercado otra edición disponible. Cuando acabe, sí se podría hacer. Creo que no hay ningún problema.

Uno de los últimos álbumes de Pafman, de 2010.

O1: Lo comentaba más que nada porque la editorial en la que estás no apuesta por Pafman. Es un personaje que, a mi modo de ver, es de lo mejorcito que ha hecho en España junto con Superlópez.

JC: ¿Qué quieres que te diga? (risas). Tienes razón. Tú lo has dicho todo.

Oyente 2 (O2): ¿Por qué pensáis que aquí en España, a diferencia del resto de Europa, el cómic está tan devaluado culturalmente? Por ejemplo, en países como Francia o Bélgica nadie le niega el pan y la sal a Asterix o al teniente Blueberry. Sin embargo, aquí a los cómics (o a los tebeos, como me gusta a mí llamarlos) se les ve como para chicos o chavales, como de muy baja calidad cultural. Sin embargo, yo creo que todos hemos aprendido a leer con cómics.

RP: Tampoco creo que estén tan mal. Siempre nos comparamos con Francia y Bélgica, que tienen una tradición de cómic más instaurada en la cultura, pero si comparas con otros países que no sean España, como Alemania o…

Yunqueras y Pushdemón, una historieta de Peregrina de 2017.

O2: Lo digo también como autores. Frank Miller y esta gente son auténticos ídolos en sus países y en todo el mundo. Sin embargo, aquí en España ha habido grandes autores de cómic, con mucho, mucho talento, y yo creo que no se les ha tratado bien. No se os trata bien.

RP: En eso estoy de acuerdo, a los autores de aquí igual los valoran más fuera. Por ejemplo, a los autores de Blacksad. Muchos cómics que han tenido éxito aquí han tenido que publicarse primero en Francia.

O2: Sí, también Buñuel tuvo que irse a Francia a ganar un Oscar.

RP: Igual en España no se valora el cómic como en Francia, en Bélgica o en Estados Unidos, pero si comparas con otros países de Europa, España no está tan mal.

O2: Sí, pero igual el problema es que se ve el cómic como algo para chicos. «Ya soy mayor, ya no puedo leerme un tebeo».

RP: Hay mucho cómic para adultos también.

O2: Sí, pero a mí me gustan estos.

Borbón y cuenta nueva (2014) es uno de los cómics más conocidos de Peregrina.

Oyente 3 (O3): Yo quería preguntar a Joaquín si conserva los originales de Pafman todavía.

JC: He vendido y regalado algunos. Todos nos los tengo, pero sí unos pocos. Están muy desordenados, tengo un desbarajuste.

O3: Has dicho que te gustan los videojuegos. ¿Cuáles son los que más te gustan o con los que más sueles jugar?

JC: Juego a videojuegos desde que era crío. O sea, desde los Invaders, el Pac-Man… hasta lo que hay ahora, Red Dead Redemption y cosas así. De Tomb Raider me los pasé casi todos. Me gusta la aventura, la acción, de tiros, de misterio, de investigación… De terror también, como Resident Evil.

Un original de Cera de la última Lara Croft.

Oyente 4 (O4): Gracias a los tres y gracias por vuestro trabajo. Con respecto a la suerte que tuvo Ricardo (suerte ganada y trabajada) de poder ir a otra editorial con sus páginas y publicar sin problema, mientras que vosotros dos comentabais que vuestro mejor trabajo no lo habéis podido llegar a realizar porque estaba Bruguera con su «Dame páginas, dame páginas» o porque os forzaba un estilo de dibujo… A día de hoy, ¿por qué no os lanzáis a hacer algo nuevo con los sitios de microfinanciación que existen? Se está haciendo que compras un tebeo dos años antes de que se empiece a dibujar y aún así los proyectos salen adelante. Pasqual Ferry sacó hace unos años un crowdfunding, lo completó entero y todavía no ha acabado de dibujar el tebeo. Bueno, no lo ha debido ni de empezar. No os hablo de Pafman o Sporty, sino de esas cosas que has dicho que te gustaría hacer o que tú crees que puedes hacer y no hemos visto, porque en algunas páginas que dibujas se nota claramente un estilo diferente. Yo creo que sólo os costaría hacer el trabajo, pero no lanzar la idea y el proyecto.

JCR: Creo que estamos en este punto en el que estamos comprobando que es complicado a través de los medios por los que hemos publicado.

JC: Estamos en este periodo de estudiar una alternativa, porque lo que hemos hecho hasta ahora se nos está acabando.

JCR: Es como lo que hemos dicho de lo de derechos de autor. Cada día que pasa somos más conscientes de que es complicado. Somos personas habituadas, hemos estado haciendo lo mismo toda la vida, pero es cierto que todo ha cambiado. Esto del crowdfunding más o menos intuyo lo que es pero no lo conozco. Seguramente le toca a cada uno moverse, porque como nosotros no tomemos la iniciativa no lo vamos a conseguir. Quizás somos a priori un poco pesimistas, porque a veces oigo casos de algún editor que me dice «¿Tú sabes este libro que ha sacado menganito?». Un tío muy conocido que ha obtenido premios. «¿Sabes cuántos ha vendido?» No le da para vivir. A nosotros nos gusta mucho tener fans, pero a veces decimos: «¿Cuántos tenemos que tener para…?»

JC: «¿… para vivir de esto?»

Pafman con su humor absurdo y personajes conscientes de que son ficción (1989).

JCR: Igual hay 827, pero es que igual necesitamos 12.000. La gente que viene a que le firmemos es cada vez gente más mayor. Somos conscientes de que el tiempo va en nuestra contra porque se van a ir muriendo nuestros aficionados.

JC: ¡Qué mal os ve! (risas).

JCR: Estamos en stand by, esperando, pero es inevitable. A veces nos vemos y decimos: «Vamos a empezar a hacer algo».

JC: A partir del año que viene vamos a tener que mover nuestras cosas. De este estilo o lo que sea, porque no queda más remedio

O4: El micromecenazgo es una opción de riesgo en la que tienes que dejar lo que estás haciendo. Sé que a determinadas edades el cambio cuesta, y lo sé por experiencia, pero también es verdad que si podéis encontrar un proyecto de bajo riesgo en el que podáis mantener lo que estás haciendo y podáis incluso hacer cosas nuevas, al final no necesitáis 12.000 seguidores, sino que tal vez necesitáis 60.000 €. Los proyectos de microfinanciación están hechos a base de recompensas. Un tío paga 50 € en lugar de 15 por conseguir una laminita, una dedicatoria, una moneda del tebeo de Blas de Lezo… El proyecto de Blas de Lezo ha recaudado más de 75.000 € por hacer un tebeo, te quedas alucinado, con un dibujante no tan conocido como vosotros. En ese tipo de proyectos se han trabajado muy bien las recompensas, se ha trabajado muy bien la publicidad.

JC: Yo reconozco que en redes sociales o cosas de estas no me meto nunca porque me roba mucho tiempo. El tiempo que estaría viendo HBO (risas). Es cierto que estamos un poco desactualizados, al menos yo. Estamos muy acomodados, y nos ha llegado la hora, a estas alturas de la vida, de espabilarnos.

JCR: Yo me quité de Facebook hace unos años. No me va eso de ver que mi vecino está desayunando un donut. Sin embargo, me he dado cuenta de que no me interesa como Juan Carlos Ramis, pero como artista, como autor, es necesario. Es una forma de que quede constancia de que estás ahí. A lo mejor hay mucha gente que me recuerda por mi nombre. «Coño, este tío sale en Wikipedia, sale en…» Quien quiera ver qué estoy haciendo o lo que puedo hacer, no lo sabe.

Ramis y Cera dibujaron a Zipi y Zape no sólo entre 2000 y 2001, sino también en la época de las revistas de Ediciones B.

Oyente 5 (O5): Leí en algún sitio, no sé si fue en El foro de la TIA, una anécdota sobre los gags recurrentes de personajes subidos a taburetes, que eso era fruto de un accidente. No sé si por la presión de aquella época los accidentes dieron lugar a más gags recurrentes de este estilo.

JC: Lo de los taburetes lo hacía mucho Ramis.

JCR: Yo no sé dibujar.

JC: No calculaba la viñeta, nunca estudió lo de estructurar el espacio. Yo fui a clases en la Escola Joso y aprendí cosas que luego he olvidado por completo. Él ni siquiera las aprendió.

JCR: Yo ponía un taburete porque yo dibujaba un muñeco, al lado dibujaba otro y me decía: «Coño, la altura es diferente». Por no borrarlo, le ponía debajo un taburete o un ladrillo para justificar que estuviera más alto. Al final la coña era esa, el personaje podía llevarse el taburete para hablar desde arriba. Es fruto de un fallo mío.



Ramis quizás no sabía dibujar, pero sabía cómo conseguir que le pagasen por llenar una página en negro y un chiste.

O5: Precisamente el genio reside ahí, para mi gusto, en aprovechar el fallo para hacer una cosa divertida.

JCR: Creo que quizás las prisas y el no borrar nunca nada dieron lugar a historietas en las que, como dices tú, empezábamos por el final.

JC: Vas cogiendo maña. Yo podía empezar con un puñetazo a Pafman por las buenas, primera viñeta. ¿Y por qué? Bueno, ya me saldrá, en la segunda ya lo arreglaré. Tenía que ser así, había prisa. Me pensaba algún gag final y lo que había en medio a rellenarlo con más gags. Más o menos era el sistema para hacer un par de páginas en una mañana a lápiz porque si no, no llegabas. Aquel humor absurdo salía quizás gracias a esto, a no pensarlo demasiado. Lo primero que se te pasaba por la cabeza lo plasmabas.

El Dr. Pacostein es un científico loco creado por Cera.

Oyente 6 (O6): Al rebufo de esto que veníais diciendo sobre cómo hacíais las páginas improvisando un poco, ¿qué nivel de guion había? ¿Era ponerse delante de la página y decir «Pues tengo que llenar ocho viñetas y son más o menos cuatro chistes», «Yo voy tirando para adelante y lo que salta», o «El chiste del final es este, y en medio si cae alguno, cayó»…?

JCR: Yo primero buscaba un tema que me apeteciera dibujar. «Me apetece dibujar una historia de vampiros», pues Sporty y los vampiros. Después pensaba el final y me hacía una lista de gags de los que había parido en la época en la que no publicaba. Yo estuve años sin publicar, desde los 15 que empecé a dibujar hasta los 21. Recopilé muchos dibujos que no llegué a publicar, así que los miraba y escogía quince chistes de vampiros y también un final. Primero el final y luego iba intercalando los demás. Yo intentaba, como Mortadelo si quieres, que cada viñeta tuviera alguna tontería, algún dibujo escondido o un comentario, pero para mí lo importante básicamente era el final. A veces también empezaba por el final, tenía un final y seguía dibujando para atrás.

A mí me gustaba hacerlo así, y quiero pensar que a mucha gente también, pero asumo que mucha otra gente lo detestaba, como pasaba con Chiquito de la Calzada. Con Chiquito hay gente que se mea, pero también hay gente que dice «Yo no lo entiendo». Yo lo sabía desde el principio, tengo mi estilo. Voy para adelante porque no sé hacerlo de otra forma, era un estilo diferente.

Una parodia de la biografía del Chiquito de la Calzada, escrita por Ramis y dibujada por Jan.

JC: Estabas condicionado al tiempo sobre todo. Ya he comentado al principio que me hubiera gustado tener más tiempo para hacer estas historietas. Era el tiempo que tenía y salía así. Pero también disfrutaba, me lo pasaba muy bien.

JCR: No es por nada, pero este hombre y yo éramos bastante rápidos. En serio, tanto él como yo, en aquella época, teníamos la capacidad de parir bastantes gags, porque aparte teníamos que hacer páginas de chistes sueltos, no solo aventuras. Creo que tenemos facilidad para ello. Teníamos muchas ideas en aquella época. Ahora igual yo me he quedado atrás, pero en aquella época nos salían como churros. Para hacer cada día una historieta de dos páginas tenías que tener el guion bien estructurado en una hora.

Es verdad que a veces echo la vista atrás a alguna aventura de las que yo hacía y digo: «Qué flojo». El chiste de la manzanilla que a veces me dicen es algo que yo mismo digo: «¿Pero qué mierda de chiste es este?».

El periódico de Mortadelo fue otra de las secciones de Ramis en las revistas de Ediciones B.

JC: Mis primeras historietas de Pafman me parecen malísimas. Propias de un chico de 18 años, pero bueno, es lo que yo era. Ahora de adulto pienso: «Era la edad que tenía». El cerebro no daba para más, el pobre (risas). No estaba desarrollado del todo. Ahora tampoco demasiado, pero bueno.

PV: Para quien no lo conozca, el chiste de la manzanilla consiste en que un personaje llegaba a un bar, pedía una manzanilla y le servían una manzana pequeña.

JCR: Es un chiste muy malo, lo reconozco. Yo ahora no lo haría, de verdad. Antes hablábamos de Martes y Trece, de Pajares y Esteso o del propio Chiquito. Tú los oyes ahora y dices: «¿Qué gracia tiene esta gente?» Ninguna, pero en su momento éramos más inocentes, o más… no sé. Hay cosas que ya no haría, lo reconozco, pero en su momento a mí me gustaba, la gente se reía y a mí me lo publicaban.


RP: Del de la manzanilla no me acuerdo, pero me acuerdo del del pelotón. Está Sporty haciendo ciclismo cuando dice «Cuidado, que viene el pelotón» y se trataba una pelota.

JCR: Sí, pero ahora me lo dicen y me parece penoso.

RP: Yo me acuerdo de cuando os descubrí a vosotros, que debía tener 14 años o así. En la mayoría de historietas me hacían gracia las tonterías que dibujabais.

PV: Perdonadme por interrumpir, tenemos que terminar aquí. Siento que se nos haya hecho tan corto, pero lo hemos pasado bien y hemos aprendido mucho. Como esto era una charla de «hijos de Bruguera», pido un aplauso para quienes también son «padres» de otros autores, otros autores que han aprendido y aprenden de Ramis, de Cera y de Peregrina. Muchas gracias a todos por venir.


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