«Con la presentación pública de Cairo, tuvimos ocasión de pasearnos por todas las emisoras de radio de Barcelona y lo hicimos en aquellos programas que se interesaron por la aparición de una nueva revista de historietas y que no vacilaría en calificarlos como de programas “progres” dentro de lo que hay. En esos programas y con entrevistadores mayormente jóvenes aunque raramente lectores de cómics, nos sorprendió, me sorprendió, el gran despiste que sigue habiendo sobre el tema. No es de extrañar que la pregunta preferida era aquella de “¿Qué diferencia hay entre un cómic y un tebeo?”. Que sería lo mismo que preguntar la diferencia entre una película y un film. Y es que este concepto del cómic por encima del tebeo está muy extendido. Me sorprendía hace unas semanas un ordenado kiosquero de las Ramblas, al preguntarle por Cairo y responderme con que allí dónde yo estaba mirando era el lugar de los cómics y Cairo estaba con los tebeos en el extremo opuesto del kiosco. ¿Por qué? Pues sencillamente porque al entender del vendedor en cuestión, el dibujo de la portada del primer número de Cairo era claramente indicador de que aquello iba dirigido a un público infantil, lo que unido a que se lo distribuyeron junto a los Mortadelos de la semana, no le propiciaron duda alguna al respecto.
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